sábado, 31 de octubre de 2015

POESÍA y Traducción. Nuevos poetas: “LA GALLA CIENCIA”, número 4 (revista-libro).


    -     Es un libro.

    -     ¡Es una revista!

    -     Pues tiene forma y apariencia de libro!

    -     Es una revista-libro.

Ante los ojos, en las manos tenemos el número 4 de “La Galla Ciencia”, revista de poesía y algo más, en 400 páginas.

     -     Pues es…

 -     No insistas: una revista en forma de libro.

    -     No me refiero a eso.

    -     Entonces…

- Que es una sólida empresa, una apasionada labor equilibrada y honesta que, superada la condición de ‘proyecto’, es una consistente realidad.

- Pues ya lo has dicho todo.

- No, no es eso. ¡Qué va! Ahora hay que caminar y adentrarse por sus densas páginas, saborear su contenido.

- Con alborozo y optimismo, tal como lo han presentado, así recibimos este número 4, de “La Galla Ciencia”.


¿De qué va? El tema valiente es la traducción.
Y de poetas que traducen a otros poetas.
Pero no sólo de eso.
La estructura de esta revista, el número 4, es una línea pentagonal en relieve, en conjunto y en cada una de las partes, que se lanza en hipótesis:

Poesía en traducción






            Nuevos poetas                              Creación de espacios
 


                                              
 Revista consolidada                          Equipo de L.G.C., en el que
“…Camino de mucho esfuerzo,                       vive la creación y aprender
y poca gloria", (A. Martínez Mengual)

 

Primer VÉRTICE. El problema de la TRADUCCIÓN.

El grupo-equipo de “La Galla Ciencia” ha trabajado y ahondado en este asunto, en la observancia y necesidad de lo que significa verter un idioma en otro.
De ahí la pertinencia de la reflexión de Alejandro Duque en su ponderación de “Poesía y traducción”.
Comprender e interpretar la mente del otro, (lengua y mente), mostrar la sensibilidad originaria en otra lengua.
El traductor, como mediador e intérprete, ha de manifestar profesión y experiencia, a la vez que no abandona su sensibilidad e inclinación en relación con el traducido. Está muy bien que este asunto se aborde y se diga. Traducir es imposible.
Pero hay que decidirse. Se hace la traducción, para no perdernos el seductor encanto de la creatividad, porque está en otro idioma.
 “Traduttore, traditore”, literalmente sería “Traductor, traidor”. Pero solo es una advertencia: la traducción puede ser traicionera; entonces, prudencia al traducir, cuidado con la literalidad, digamos por qué y cómo lo hacemos. Hay que intentar la traducción.
Idioma y poesía cohabitan.
La traducción de una obra poética no es, ni puede ser, mecánica ni literal, rompe límites y va más allá. Que el traductor sea y tenga: experiencia de leer y captar, de sentir. Verter de un idioma a otro se hace en la consciencia de que el vaso receptor será diferente al barril originario, con el respeto a los significados. No será igual, lo sabemos: ningún sentido único puede ser asignado a las palabras.
Aún en la indeterminación de la traducción, la queremos. Si no traducimos, aunque algo se pierde en el camino, sería la renuncia a conocer y experimentar. 


En este número 4 de “L.G.C.”, se sabe que no es posible una traducción fiel, y se arriesga por la fórmula de poetas que traducen a poetas. Su esmero reside en descorrer el velo de carcaúba para llegar al fondo mismo, buscar las expresiones del idioma receptor que usaríamos en el de origen, en equilibro de significado y sensibilidad. Todo con la abnegación de un arqueólogo, la pasión de un artista y la creatividad de un poeta.

40 poetas traducidos y 40 poetas traductores, metodología para abordar los “…espacios oscuros del significado”. Despiezar, reconstruir contextos en otro odre y que el poema esté vivo.

Y ahí, en la revista, está el resultado: 40 textos para gozar.
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Segundo vértice. Los NUEVOS POETAS
(nacidos entre 1978 y 1995).
Ser poeta y joven, ¿cuál es la edad de y para la poesía?


Joaquín Piqueras presenta a los nuevos antologados, valores que explorar en sus estilos distintos. Es común a los cuatro que su personal experiencia vital está cosida a su momento histórico y se transmuta en la palabra poética.


1.- La música callada, rítmica y oscura, hecha de noche y muerte, de María M. Bautista.
Podemos señalar algunas de sus palabras clave: sol, temor, negro, noche-muerte, el pulso de la realidad.

En los brazos del otro nace el mundo, dice María.

Yo sólo soy el miedo y el misterio,
el galope de dudas y asombros…”

(…)
Nunca supe escribir sobre la muerte.
Pero el mundo ha llorado
dentro de ti y fuera de tu casa
desde que el sol se puso a mediodía.
Supongo que es la música callada,
La que canta en las tumbas,
La que canta en las ruinas, la que rije
El baile blanco de los hospitales,
La misma que te está rajando el alma”.
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2.- Pablo Velasco Baleriola, quien muestra un compromiso existencial en un universo propio (de materiales químico-sintéticos: verso y música pop).

“…inventa los confines
de tu esfera salvaje
roba mi pulso y surca esta caja de ruidos
para emerger del labio
de amatista y salitre
para que un lápiz de silencio
nos acompañe a transcribir
la dimensión cobarde de la página”.

“…todos ebrios en el centro de nada
Pantallas ebrias en el vacío sonoro
Pantallas ebrias éramos humanos
La gota derramada éramos humanos
Antes de envejecer y morir
La gota en vano derramada por la vida.
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3.- Valeria Canelas
para quien “Un objeto puede cargar con todo el peso del mundo.
(…) Un objeto puede cargar con todas las explicaciones del mundo
y me diga: el encantamiento ha sido roto”.

Valeria desafía la palabra poética, con amor a las palabras que nombran la realidad: raspaduras y heridas causadas en lo real.
Poesía difícil como difícil es la salvación.
(En su comunicación grabada, recitó “Objeto” ‘El prendedor ruso’).

Palabras signo de Valeria son: cuerpo, caída, miedo/horror, temblor, herida/enfermedad, (”la enfermedad como medida / del tiempo), noche, amor:

El amor fue solo un preámbulo
para aprender a despreciarnos”.

Soy la memoria de la red
que contendrá
tu caída

a la vez que nos revela que

Libertad es solo una palabra,
una mentira
La imposibilidad y la máscara
El síntoma es el nombre
el veneno es la infancia”.
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4.- Antonio Cruz Romero.
· Para quien hay que vivir en el poema y considerarse poeta.
· Manifiesta su dolor por la decadencia de lo griego, (esperamos que sea circunstancial y pasajera).

“…Percibes la brisa acariciándote la negra barba,
lamiendo el rostro de los dioses que ahora escupen
sobre Grecia…”

“Allá donde alzo la vista
solo veo las ruinas de las vidas…”

“Amo profundamente a Grecia
porque hiere con dolor…”

· La ruina y la huella: la vida que germina con otra flor distinta. El temor por reescribir y reinventar: para Antonio, todo es una página en blanco. Incluidos sus Aforismos:
“El poema solo existe mientras se lee. Una vez concluido es intrascendente”.

“DENUNCIABLE: Un hombre cazado in fraganti observando el mundo real mientras el resto se entretenía con sus teléfonos móviles”.
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5.- Las ilustraciones de Antonio Martínez Mengual, para quien el trabajo de la imagen -lo primero que el ojo descubre- encarne y sea buena compañía a la palabra, vaya en segundo plano.
Y, también, las iluminaciones de Nando Vázquez, (Nanvaz), que escribe poesía con sus imágenes y con sus palabras.

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Los otros vértices, conceptuales, hacen referencia a los espacios donde se mueve tanto la Poesía como el ser humano, observando el sentido del panóptico.
También al soporte físico, revista-libro, (con cierta dificultad para el manejo).
Todo ello con el honesto trabajo generoso del Equipo de L.G.C.

Saludamos a este número 4 de “La Galla Ciencia” con la alegría de las espigas frescas en la Poesía, por la conversión de un idioma en otro y por el pan recién hecho en los nuevos poetas.


(Si no la tienes, búscala y hazte con ella).

domingo, 18 de octubre de 2015

“LA MAÑANA DE SALZILLO”, universo esencial. 25 de marzo 2016, en Murcia.

Conocimiento y convicción: armonía razonable.


-         ¿Cuándo es “La Mañana de Salzillo”?

-         En ‘viernes santo’. 

-         De aquí a cinco meses.

                                                         (Foto cedida por Alfonso Pacheco Navarro).-

  - El tiempo pasa, sí. ¿Por qué lo preguntas? No entiendo tu preocupación.

    - Sencillamente, me pregunto cómo estará lo del Bien de Interés Cultural Inmaterial “La Mañana de Salzillo”.

-          Pues aguardando a que sea ‘Viernes santo’ por la mañana. Está ahí, como siempre.

         El pasado 31 de marzo se hizo oficial: lo que es patrimonio público y popular se reconoció legalmente. Y se habló de cómo se puede legalizar algo que es “patrimonio inmaterial de la humanidad”, (a la espera de que lo ratifique la UNESCO).

-         ¿Qué te preocupa?

-         Sigo dándole vueltas a “lo inmaterial”, saber cómo se conserva y a ver cómo protege eso.

      Más de trescientos años después, “La Mañana de Salzillo” vive en Murcia. Es un hecho, el tiempo complacido de la obra y de su autor.

-         ¡Tienes unas preocupaciones que… ya... ya!

-         Un «bien cultural inmaterial» es posible, racional y admisible. Estoy en lo de ¿cómo se legisla sobre la inmaterialidad?

      El decreto establece: “El patrimonio inmaterial se sustenta en elementos materiales tangibles, necesarios para la manifestación inmaterial
       Si no hay materiales, entonces no hay inmaterialidad. Un encuentro entre lo sensible y lo mental, base de lo místico.
        Esto se ve… o no; y si se siente, será porque esté ahí.  

     
   La inteligencia humana, como parte de la inteligencia universal, ofrece o sugiere respuestas. Entendimiento y creatividad. La estructura cerebral (‘alma’ o ‘mente’ o ‘espíritu’),  en presencia de lo material hace emerger el pensamiento abstracto y simbólico.
«Ser es ser perci­bido» decía el filósofo Berkeley, para quien no hay palabras sin idea. La idea es inmaterial, la materia no es el soporte de las ideas; estas solo se dan en la mente. Es evidente que las ideas que percibimos han sido producidas por alguna causa.

-         Tú sigue…, sigue… que te vas liando…

-         Los elementos materiales de la “Mañana de Salzillo” están. Y si alguien les causara daño, pagará por ello: ante el desmán, la ley actuará.

-         Pues ya está, no le des más vueltas. Se acabaron las dudas. ¿Qué más buscas?

-         Ignoro si hay un documento o ley dónde se describa lo que es un atentado contra la inmaterialidad; qué supone un delito o una falta contra lo inmaterial, y cuál sería su castigo.

-         ¿Como qué? ¡Dilo claro ya!

-         ¿Qué consecuencias tiene que alguien diga: “No existe lo inmaterial”; o si declara que “he robado treinta fondos de inmaterialidad”; o algo peor.  A ver… ¿cómo se corrige o  se castiga legalmente?

-     Lo material, sean obras de Salzillo o actividades por algún motivo,  con sólo nombrarlo, tiene su eco en lo espiritual.

(Foto cedida por Alfonso Pacheco Navarro).-

   -     “Lo inmaterial”, ¿cómo sabemos que está ahí? ¿Quién lo cuida?

   -        En cuanto se nombra a Salzillo, por actualidad de sus obras, o porque la Cofradía haga algo, o que alguien publique sobre Salzillo, enseguida florece el espíritu de la señalada “Mañana”.


Dos hechos recientes.
Uno. Que los ángeles y la custodia de Salzillo, de la iglesia monumental san Juan de Dios, han salido de Murcia por primera vez. Están en Madrid, en el museo Thyssen, hasta el 23 de enero de 2016.

            Otro. La Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno ha puesto y se pueden ver en Youtube los vídeos de promoción de “La Mañana de Salzilllo”.

-         Habrá que ir a Madrid, a ver cómo lucen los ángeles ceriferarios y la custodia.

-         Los ángeles… ¿qué? ¿Cómo los has llamado? ¡Ya estamos con tus palabras raras!

-         "Ceriferarios". Esculturas de ángeles que sujetan cada uno un farol. Se iluminaban con velas de cera.  

    -         ¡Ah, sí, los he visto!

     - Pequeños, como es característico de la obra de Salzillo, y muy bellos.

     -         ¿Son de piedra o de barro?

  - De madera policromada. Destaca el color de sus túnicas, ya que visten el verde, como símbolo de la esperanza; el rojo, que significa purificación y fuego; el blanco de la pureza e inocencia, y el azul del cielo.

-         ¿Y la custodia?

-         También de madera.

-         Luego, a ver si me aclaro…

-         Venga, dime.

-         … si se nombra lo material, trae y emerge lo ‘inmaterial’.

-         ¡Anda que sí, que lo vamos a enredar otra vez!

       El enigma de la inmaterialidad. Tradición, cultura, devoción y realidad.
      Lo inmaterial es algo más que el pasado, que la historia. La cuestión no está en la existencia de la inmaterialidad de “La Mañana de Salzillo”, sino en que sea percibida.

       El azahar de los limoneros, en agosto, trajo los vídeos: acceso a través de la tecnología. Otra forma de existencia.

-         ¿Es pronto para preguntar por lo “inmaterial”, de la acreditada “Mañana”?

-         Lo pones difícil, ¿eh?

     -         Intemporal, lo importante es que se viva, se mantenga y se renueve.


   
 Con la lámpara de los ángeles ceriferarios. 
    

Hasta la gran llamarada de la “Mañana de Salzillo”, que será encuentro en la ciudad. En la plaza, como en un ágora, caben la ilusión y los símbolos. Lo pensamos. Lo creemos.

viernes, 16 de octubre de 2015

Un poemario: "69 huellas eróticas". Erotismo y comunicación

 


EROTISMO Y PALABRA

Poesía, arte que forjan los poetas y llega a las personas, menos de las que se debiera, es verdad.  
En un diálogo arrimado con la poeta y autora:

- “Quiero que te atrevas con un libro de poesía erótica. El mío. ¿Te parece bien?”

-  Es un lance, con incentivo. Espero que sea una satisfacción”, -respondí, con aceptación inevitablemente grata.

-     Lo que hagas, que muestre los dos placeres: el literario y el erótico, -apuntó-. Con “69 huellas eróticas”, al corazón voy.

69 huellas eróticas

Mariángeles Ibernón Valero

Editorial Azarbe. Murcia 2014

El lenguaje verbal tiene tanta placentera importancia como la acción erótica, aunque son distintos y diferenciados: en las ’69 huellas’ habita la alianza entre erotismo y palabra.

  Hablar de Mariángeles Ibernón, poeta que apuesta por la intercomunicación fluida con los lectores y ante los escuchadores, con sorprendente encanto personal, es agradable. Su poesía, sencilla y directa, llega al lector/público sin interferencias, natural.
Varios poemarios la avalan. Y en sus recitales consigue conectar con un público amplio.

También lo hace con este libro, donde se desborda el deseo de habitar el cuerpo con la palabra.

El lenguaje erótico, como el verbal, necesita irrenunciablemente de un aprendizaje. En su ausencia la comunicación languidece: si la modalidad expresiva sexual titubea o yerra, entonces la conversación se limita a un ejercicio mecánico de búsqueda de placer, rutina sin más. Y si las expresiones verbales enmudecen, el diálogo erótico se resiente y decae.

No es un álbum o colección de ‘huellas’ que, en su verso libre como lo erótico, inquiete. No hay alcohol, drogas ni violencia. En su audacia, es erotismo sin estridencia. Eso sí, habla de locura en sexo desatado.

Abramos su propuesta.

 · Poética del erotismo y la comunicación.



El hilo de la memoria de Mariángeles Ibernón se enhebra en la aguja de la mirada. Las huellas, tras un viaje luminoso, poetizan la relación sexual. Autenticidad, testimonio que respira en la esfera del deseo, pérdida encadenada y belleza revivida.

69 huellas eróticas” rememora fundamentalmente la sensualidad con poemas. Con valentía, la autora busca que el acto sexual y la palabra erótica coincidan. Pensando hacia atrás en experiencia desde la mujer.
En estos poemas hay posiciones diferenciadas. No es una sola mujer. Habitan mujeres que son realidad y sueño. Icono femenino, diverso y reconocible. (Hay alguna huella que puede entenderse lésbica). Mujeres todas sexualmente activas y poderosas, que guían las situaciones y forman parte del imaginario y del paisaje de las relaciones humanas. Incluida quien llega a “venderse”, o la que acude en relación furtiva a una habitación de hotel.

Estos poemas (‘huellas’) se funden en el crisol del erotismo, a la vez que contienen un cierto sentido pedagógico: en el intercambio erótico, el cuerpo –los cuerpos- es también escenario donde mostrar un erotismo comedido. Se habla de la huella, no de la acción en directo. Es un divertimento erótico del que quedan huellas vivas aunque no presencias. Impactos eróticos recogidos en el odre de las palabras.
¿De qué hablamos al nombrar ‘huella erótica’?

·                         Huella erótica: perceptiblemente presente aunque ya es pasado. No es una ruina histórica sino vestigio vivo y latente. Tras el placer del doble diálogo sexual que, a su vez, predispone al reencuentro en nuevo e íntimo diálogo libidinoso, permanece reconocible.

Las “69 huellas eróticas” son poemas con las características de la poesía de Mariángeles. Numeradas (son ‘69’, número erótico-mágico), de extensión variable: entre 5 y 20 versos.
Entender lo escrito; inmediatamente, reconocer lo poético.

-    ¿Son poemas expresados desde la mujer? –preguntaríamos.

-    No. ¿Por qué?

-    Porque, en las huellas, la voz de alta frecuencia es la femenina.

-    Hay sensibilidad y experiencia, sí. El hombre podría desvelarse y expresarlo.

Alentador es que, ya en la primera huella, comience con el nacimiento, “Nacer”, como principio inaugural. Estimulante embate en el inicio como cúspide. El erotismo brota en los cuerpos, en un camino erótico ascendente, (usa “recorre”, vocablo que campanea en su sonoridad).
Y lo cierra con un deseo:
 “Quiero nacer
en el gemido que me piensa”. 


Con hallazgos expresivos a lo largo del poemario aparecen imágenes erótico-sugestivas, tales como:
· “húmeda luz”,
· “suave perfume a hembra que es el símbolo…”,
· “gesto ciego de la brasa nocturna”,
· “instante que se hace eterno”,
· “…plena de gozo por este abismo efímero”,
· “oasis aterciopelado que vibra” (uno de los diversos nombres del símbolo viril).

“Ciérrame los ojos
y que tu boca
susurre versos
a un centímetro de mis senos”.

Las ‘huellas’ seducen.
Como lo hace la estimulante y ascendente quinta:

“Cuando nadie me escucha
escribo tu nombre,
humedeciendo la palabra
que recorre apretada
la senda ya elegida”.

La autora muestra su preferencia por la noche impregnada de erotismo cómplice. Así, en la huella 12ª:

“Adormecida emerjo
hacia el ritual de tus labios,
fuente que calma mi sed,
y como flecha encendida,
mi lengua se desliza
por la comisura de tus sentidos,
saboreando el manjar de espuma
que te aguarda en el lecho,
cómplice hasta el amanecer”.

Cuando aparece el desamor, el insomnio y la espera.

“El silencio se rompió en dos;
entonces cerré la puerta”

Concluye el poemario la huella 69ª:
 “Cierro los ojos
en la oscuridad de la noche
me desdoblo ante tu mirada
y siento cómo recorre mi espalda
una lengua afilada en deseo”.

Escribir es llegar al final de algo, concluir.
Estremecimiento en la aceptación del ocaso.
Y la luz se apaga.
O se cierran los ojos. No es para dormir. Vaivén de los cuerpos que se arrullan y las palabras transportan fuera del tiempo, conviven en el misterio de la comunicación.

Estas sesenta y nueve huellas eróticas recogen un momento vital recorrido por la poeta de personalidad creativa y sencillez. Palabras y estremecimiento surgen cada vez que se decide recorrer el itinerario del encuentro erótico.
La poesía de Mariángeles Ibernón en este poemario habita en la búsqueda de la confluencia de palabras y mundo sensual, y concierta la palabra y su sombra. Aguardan la luz, el gemido, el color de la noche y hasta una gota de tristeza. La integración de Venus, en nueva invención, que enriquece el desorden erótico.

  

El conjunto es un homenaje a los dones de la vida, sin tópicos. La sensualidad como forma de conocimiento. Las escenas eróticas, que dejan huella, abren la noche y reciben el día con palabras. Afuera está amaneciendo y se termina el silencio. Recuerdo y visión del acto erótico antes de que se diluya con el tiempo.


Hemos leído un libro interminable, aunque esté limitado a 69, en un calendario creado por la poeta. 
Ahora es el turno de leer.