10 días de julio (hasta el 25, en que acabará).
Muestra breve para un tiempo de lucha permanente.
Exposición de fotografía
“in – VISIBLES”
Ámbito Cultural de “El Corte Inglés”.
Iniciativa que es más que un ‘grano de arena’, pues contribuye
a la conciencia: han de ser VISIBLES todas las mujeres
silenciadas, con la búsqueda de la igualdad real de derechos.
En esta ocasión, las artistas de la sensibilidad con la
cámara fotográfica son tres mujeres:
· Isabel Buendía
· Charo Guarino
· y Dolores Rubio
Con su obra gráfica levantan los velos de sombra e iluminan la
marginación y las injusticias que padecen las mujeres en cualquier parte del
mundo.
Como un aldabonazo, para que lo advirtamos: no hay que bajar
la guardia pues en el combate no habrá descanso mientras haya injusticia,
marginación e interesado olvido en la situación de la mujer.
Y que, por ser diversa no es menos grave. Burda y repulsiva
en amplios espacios geográficos del mundo; sibilina y retorcida en ámbitos
occidentales.
Fotografía, testimonio en los tiempos actuales. También
arte. La llamada que se formula con estas fotografías importa más que la
belleza artística, sin ignorarla, pues la poseen.
Tres mujeres ofrecen sus imágenes y palabras para la
esperanza, tres fotógrafas, desde la sensibilidad de su mirada e inteligencia, recogen
a través del objetivo lo que han visto, traen situaciones de otras mujeres
y lo hacen visibles.
El espacio, el entorno de las mujeres es básico.
La imagen, en convivencia con la palabra
poética, recibe al visitante en la exposición, oportunidad de contemplar en un
mismo tiempo y en diferentes espacios.
La propuesta supone una excelente oportunidad de apreciar
desde una mirada de conjunto algunas de las diversas situaciones de las mujeres
en el mundo, una sintaxis plástica propia y personal.
La vida de
mujeres se humaniza cuando se señalan los silencios aberrantes, la ocultación
injusta, la marginación y el desprecio por ser mujer. Es la lucha por superar
las contradicciones, de las circunstancias que se sobreponen en los surcos de
la existencia.
Perspectiva
que enmarca situaciones de la mujer, adversas y concretas. Y que repercute de
forma evidente en la composición de estas obras en el descubrimiento de mujeres
en su espacio y en la distancia.
Recientemente, una escritora, Ana
del Paso, ha publicado un libro sobre las reporteras y corresponsales en
España, desde las pioneras a las más actuales. Todo comienza en el siglo IV con
Egeria a lomos de un asno camino de Tierra Santa. Ser profesional de la fotografía
no es cuestión de un carnet que así lo diga. El crédito lo da lo que se hace y
cómo lo desempeñan: mujeres que quieren jugar con todas las cartas boca arriba,
sin ocultar.
Las obras que
nos ofrecen Isabel, Charo y Dolores forma parte
del conjunto con escrúpulo y conocimiento que recorre, en clave de mujer, las
situaciones de las que aún es poco lo que se ha dicho hasta ahora.
Las cosas y las situaciones van
cambiando, y se quiere que sea para mejor: han de serlo. Y que se escriba y se
fotografíe lo que tiene que inspirar y mover a todo el mundo.
Esta muestra es un soplo de aire
fresco. Una tendencia que apuesta por la denuncia a través la poesía, el arte,
la performance y la música como herramientas para dar visibilidad a las mujeres.
Fotografía de visión transgresora y
lúdica
Un evento multidisciplinar que, con diferentes fotografías y
palabras, pone el énfasis en la búsqueda y denuncia de la dolorosa realidad de
las mujeres en el mundo.
"Solo tienes que vivir y la vida te dará fotos",
dijo Henri Cartier-Bresson, el maestro fotógrafo. Y fotografía es,
precisamente, lo que inunda el Ámbito Cultural de “El Corte Inglés”, (que solo se
podrá ver durante unos pocos días), en Murcia.
Lenguaje documental que responde a una manera
de entender el mundo. Mujeres con lenguaje propio, —Isabel, Charo,
Dolores—, referentes incuestionables de su generación, la actual.
Todo su trabajo transmite mucha energía, deseo y esperanza.
Esta exposición puede significar todo y nada: es una de las tesis. Las fotógrafas han buscado juntas para definir mejor
la idea y ahondar en las posibilidades que ofrece la situación.
“Es un esfuerzo para incluir un máximo de lenguajes y
de métodos de trabajo en esta batalla”.
Tienen estas
fotógrafas mucho todavía en la mente y sobre la mesa. Aquí se expone la llamada
sobre el conflicto, hasta hacernos entender que la fotografía y la vida van de la mano.
En compañía de
la poesía, cómplice de los lugares y los individuos, es la fotografía un modo
de expresión que tiene muchas capas, que posibilita describir el mundo en que
vivimos con más preguntas que respuestas. En la búsqueda y encuentro de
algo que pueda cambiar y mejorar el rumbo de la vida.
La confianza de las fotografiadas es necesaria para realizar una buena
fotografía. Convivir es esencial.
Historias anónimas, que
transmiten un aura de cercanía y familiaridad. Más que fotos, son propuestas visuales,
también conceptuales, menos predecibles de lo que aparentemente se pueda
suponer. Hay en todas ellas un hilo conductor: la expresión que hace
reflexionar sobre la identidad y su ausencia, mostrar la vida y su otra
palabra, sobre la soledad y el amor, sin olvidar la posición social y emocional
de la mujer, sobre la historia individual y colectiva o el incansable intento
de recuperar la infancia perdida.
Las huellas en el rostro, el desgarro de la violencia, la
discriminación e invisibilidad de la mujer se recoge en estas instantáneas
seleccionadas para todos nosotros.
Con la frágil
belleza de rostros que han vivido demasiado para tan poca vida; ojos en los que
perderse o nacer; una boca triste herida de luz. Poemas que se cosen a la piel
de las fotografías y cumplen una doble función: por un lado, se expanden hacia
el espectador y, a la vez, construyen significado: arqueología de la memoria y
el presente hecho presencia.
Acostumbrados a verlas cubiertas de la cabeza a los
pies, con sayos que ocultan su feminidad y las hacen parecer todas iguales, las
imágenes que se nos muestran resultan sorprendentes. Muestran una normalidad
intuida; una intimidad que casi parece robada y solo es posible gracias a la
complicidad de las retratadas con la fotógrafa. En una sociedad donde la
conformidad se valora por encima de todas las cosas, resulta difícil
singularizarse. Pero algo se está moviendo.
Los derechos de la mujer son ignorados por una
retrógrada interpretación y usos culturales. Sin embargo, hay que abrir una
brecha entre la realidad y sus expectativas.
Cada vez más hombres apoyan la mayor participación
de las mujeres en la sociedad. No obstante, persiste el “sentimiento de miedo”,
por lo que hay que seguir manifestándose para librarse de ataduras y alcanzar
una mayor libertad personal.
Aprendemos así
que todo sucede fuera del alcance de la vista, detrás de los muros.
Desenmascarar la intención de la socorrida frase “Es una
cuestión cultural”,
con que se pretende justificar atrocidades. La misma que impide que las fotos
puedan mostrarse fuera de la “burbuja femenina”.
Para entender lo inusitado de estas imágenes, basta constatar que hay
que mejorar el sistema público de educación.
¿El motivo? El que está detrás de la estricta
segregación de sexos que, con la excusa de religiones y antropologías, persiste
en la sociedad. A los ultraconservadores líderes, religiosos o de otra
adscripción, pilares del gobierno en muchos países y a quienes les gusta y
deciden que las mujeres sean invisibles.
Esconder a la mitad de la población ha de resultar
difícil. Por eso, en este tiempo de tecnología, ha de usarse todo para que
silenciar y ocultar a las mujeres constituya una misión imposible. Y que las
comunidades dejen de ser sociedad cerrada. Y saltar las restricciones sociales.
Agrandar el conocimiento de la realidad es lo que pretenden Isabel,
Charo y Dolores.
Herramienta para el movimiento de emancipación femenina.
Dar voz y paso a las jóvenes, ayudar a quienes cada vez están más hartas de las
sofocantes restricciones que les imponen sus familias y la sociedad.
Esperanza es que alcancemos la plena ciudadanía, lo
que se traduce en igualdad en la educación y en las oportunidades de trabajo. Voz
y poder en la vida política y en la toma de decisiones.
Más allá de las palabras, convertir los
derechos de la mujer en una prioridad, cambio imparable y gradual, evolución
sin pausa. Las exigencias de las mujeres son motores de cambio social y
cultural en el futuro, y hay que comenzar en el presente.
Pero, ¿cómo
contar con personas que a los ojos de la sociedad no existen? ¿cómo hablar de
una población invisible?
Llenar el aire
de luz.
Que la sensación
de liberación, como si de un ritual se tratara, no se interrumpa.
Mientras tanto,
estas mujeres, —Isabel, Charo,
Dolores—, nos ofrecen la fortaleza
extraordinaria de sus imágenes y palabras, para continuar resistiendo, y que
las sombras se hagan diáfanas al sol de la mirada.
Durante unos
instantes, con esta exposición, las mujeres han dejado de ser invisibles.