Subsiste aún en la cultura un desprecio
encubierto a lo femenino. Una nota inicial es que se sigue desconfiando de las
mujeres que tienen inquietud cultural. Sin embargo, la mujer es quien más lee, quien más asiste a actividades
culturales, lúdicas y de ocio creativo. Hoy, afortunadamente, con que aparezca
la palabra “mujer” es garantía de que llegará a un público mayoritario. Por ello, a
estas iniciativas y actividades culturales hay que saludarlas positivamente y,
si es posible, participar.
De atrás hacia adelante, itinerarios
que hablan
en femenino.
No se trata de explicación de construcciones
monumentales y su historia, sino del acceso ancestralmente restringido de la
mujer al ocio.
El del sábado 10 de septiembre es un
recorrido de línea cuadrangular de edificios representativos del ocio: Teatro
Romea, punto de concentración, —Teatro Circo, al que no se fue—, Casino de
Murcia y cine Rex.
Espacios, en su origen, limitados al uso masculino. Las
mujeres sólo accedían si era una fiesta de sociedad de la burguesía o si tenían
alguna relación clandestina de carácter erótico-sentimental con el hombre que
las llevaba, (raramente se acostumbraba a llevar a la propia esposa). En la
puerta o en el interior, cuatro edificios emblemáticos de Murcia, la historia y
la situación de la mujer en la sociedad y el ocio desde hace más de un siglo
hasta el momento actual.
No está nada mal conocer la historia
para salir de ella y no repetirla. Hoy las cosas han cambiado, —aunque persisten
ciertos modos discriminatorios para la mujer como, por ejemplo, la pertenencia
en puestos de responsabilidad de organizaciones festivas—.
No es, por tanto, una casualidad este proyecto con la mujer como
protagonista.
Proyecto como fenómeno imparable. Hay materia, miradas y campo de desarrollo. La Concejalía de
Derechos Sociales y el Museo
de la Ciudad de Murcia lo incluyeron en este 2016. (El desarrollo
técnico ha sido instrumentado por Miriam Iniesta y Clara Alarcón, del Museo de
la Ciudad).
Esta es ya la cuarta jornada de ‘Femenino
Plural’.
Cada primer sábado de mes, un recorrido
que se enlaza con el hilo argumental que indica el nombre del proyecto. Aportación
que se suma a otras y que confirma que un público cada vez más numeroso se
interesa por temas relacionados con lo que afecta a lo femenino. Eso, que no
pasaba antes, unos cuantos años atrás, es una gran noticia: muestra, por una parte,
el interés creciente por temas habitualmente considerados masculinos. Y, por
otra, a través de la cultura, la mujer está alcanzando posiciones en muchos
ámbitos sociales. Es importante que se desarrollen actividades que creen un
diálogo. (Queda mucho por hacer).
En este día, han acudido a la travesía 50 mujeres
y solo 5 hombres.
(Es la primera vez que asisto, por información
y por la insistencia de una amiga, venciendo el indudable temor al calor
inclemente de Murcia, en verano y septiembre, a esas horas de 12 a 2).
Estos encuentros se vuelven liberadores y
tienen color y matiz amables. En el momento de la inscripción, me advirtieron
de la conveniencia y oportunidad de llevar abanico. Supuse que por el anunciado
calor; y comprobé que resultó un acierto.
En el asunto de esta concreta actividad,
Miriam
Iniesta ha indicado a los
asistentes edificios del patrimonio y la historia de la ciudad desde una situación
femenina. Lo destacable es hablar: conocer las situaciones marginales de la
mujer en la historia del ocio en Murcia y abrir el diálogo con la actualidad. Un viaje al interior, a las entrañas del
universo de la mujer con una
infinidad de capas que se superponen, para
entender que aún estamos lejos de cumplir la perfección social
exigida.
Es una alternativa que desemboca en la
lógica del protagonismo de la mujer en el tercer milenio; un recorrido por los
tópicos y la realidad sobre la femineidad y el ocio, la creación artística de
mujeres en Murcia. Una muestra más de la avalancha de actos en torno a la mujer
que abarcan diálogo y comentarios desde el rigor histórico hasta el culebrón. No
es cultura para mujeres —sería una nueva discriminación— sino el conocimiento
de un espacio público que antes era ajeno o estaba vetado. Y que se ofrece a
todos. Es un momento propicio para hacer balance, para revisar tópicos y
preguntarse si la igualdad de la que tanto se habla es real. El sometimiento de
las mujeres a normas estéticas impuestas por el poder masculino está en el
trasfondo de la historia de las apariencias.
El siglo XX fue el de la gran revolución
inacabada de las mujeres, lo que puede ser un problema para los hombres. La
vida ha cambiado aceleradamente y de forma radical. Acostumbradamente se ha afirmado
que existía una creatividad específica femenina vinculada a los colores suaves,
el exceso de adorno y de sentimentalismo, lo que no es cierto.
En contraste, no hay una sola forma
fijada para el artista masculino. Hay muchas formas de ser hombre artista: vigoroso
como Miguel Ángel, cerebral como Leonardo... Y ¿sólo una forma de ser mujer
artista?
Las mujeres van dejado atrás
estereotipos y roles pasados, mientras que los hombres aún tienen que quitarse
de encima el estereotipo que les relaciona con la fuerza, la guerra y el poder.
Tendrán que redefinir su propio papel.
El feminismo tradicional se había
planteado como reivindicación esencial la igualdad entendida como la aplicación
del modelo masculino. Se ha alcanzado y no es suficiente, no era el punto de
llegada sino el de partida. Cambios de actitud que se han producido en los
últimos tiempos y que, como signo de identidad, las mujeres se afirman desde la
cultura. Las transformaciones en las actitudes internas, es decir, frente a la
maternidad, el sexo...; y por otra, en relación a su irrupción en la esfera
pública, su participación en la política, el arte. Es una realidad que crecerá en
los modelos estéticos y de ocio.
La lucha de las mujeres por su
emancipación también está marcada en su actitud frente a la moda. Aspecto por
el que se considera importante —hasta decisivo— para mantener sus trabajos. Sumar
el requisito de la belleza al de la profesionalidad, además de ocuparse de la
familia: un gasto de dinero y tiempo en comparación con sus compañeros hombres.
La mirada del hombre sigue presente.
Este viaje del día 10 de septiembre se
ha comenzado en el pórtico del Teatro Romea. Evolución histórica de la mujer a
la hora de la asistencia a espectáculos teatrales, tanto aquí como en el teatro
Circo, con sorprendentes y llamativas anécdotas ocurridas desde el siglo XIX en
los palcos.
Desde ahí, desplazados por calle paralela a
Trapería, —evitando el bullicio de las bandas de música que acompañan a las kábilas,
mesnadas y huestes moras y cristianas en su momento festero—.
Se llega a donde hay enormes fotografías
con las que se cubren los solares y casas en rehabilitación, —esto es habitual
y recogido en ordenanza municipal, en diversos puntos de Murcia—, hasta la
calle Marín Baldo, para jugar con la búsqueda y coincidencia de imagen y nombre
y, así, hablar de actrices y artistas murcianas, como Charo Baeza, Bárbara Rey,
Margarita Lozano, Pepa Aniorte y muchas otras de una larga lista.
Las secuencias se enmarcan en el hilo conductor del proyecto y corresponde a cada uno de los días.
El grueso de la visita ha sido el Casino.
Lugar interesante donde destaca el ‘Tocador de Señoras’ y el Salón de Baile. (Al
lado, el reservado para hombres).
¡Ah! El abanico, aparte de paliar el calor,
tenía su secreto. El lenguaje de los abanicos en bailes y actos sociales. Un uso que había que conocer y dominar
para emitir mensajes y entenderlos.
(Diógenes iba con su linterna en busca
de un hombre verdadero, es su hábito. Al tropezar con el espejo habrá de
continuar el camino, como si nada).
El programa de Miriam Iniesta recrea episodios
de las mujeres en la
historia de un encuentro real. Hoy tocaba el ocio y la mujer,
en el que se abre el grifo desde una posición de rebeldía y defensa frente a
una sociedad que las ataba y condenaba a la soledad de la casa, a la sombra del
éxito de los demás. vivencias, secretos, bajo la protección lujosa e
inaccesible del Teatro, el Casino y el Cine.
La conclusión en el Cine “Rex”, en calle Vara del Rey, esquina a calle Alejandro Séiquer, —antigua de Correos—. El cine apareció con las ferias de
diversión.
¿De qué hablarían las mujeres en
aquellos encuentros? Hablar a través de nuestras
abuelas. Lo preocupante es que aquellas se parecen mucho a las
mujeres actuales, consideradas modernas. De su tormento, de su talento, de su
vida ya se ha escrito mucho, pero no bastante. Y habrá que escribir aún más. Quizá,
los encuentros de ocio ocurrieran así. O tal vez no.
Cada época sirve de escalón
de acceso para establecer paralelismos con la actualidad. Un lema reivindicativo,
como metáfora para el desplome de barreras, podría
ser: “Opta por ti, elígete ante todo”.
Más allá del discurso feminista habría
que preguntarse el sentido de estas actividades por y para mujeres,. Aunque
tampoco faltará quien considere esto casos de “hombre-cuota”.
Y, al final, nos despedimos camino de
encuentro con una buena cerveza que mitigue la sed y el calor.
Y hay que volver el 8 de octubre
Olé!
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