[Este
texto contiene una dosis de ficción. Los aspectos del título y los nombres citados
en la conferencia son reales. No se tome en sentido literal ni de crónica verídica].
El título de la charla-coloquio es bastante
claro; en tres palabras (cuatro, contando que hay repetida la palabra ‘hablar’):
este encuentro, en la tarde de lunes otoñal, apunta a lo que decimos cuando
hablamos y si de hablar hay norma y medida.
-
Lo dice usted con cierto
“Rintintín”
Por la
cercanía fonética con “retintín” (que es un irónico modo de hablar con el que se pretende
molestar a alguien), hay quienes creen expresar lo mismo con la
palabra “Rintintín”. Han pasado los
años y muchas personas ignoran que “Rintintín” era el nombre de un perro del
ejército americano en lucha contra los indios; el protagonista de la serie del
mismo nombre que se emitía por televisión, en blanco y negro.
En el Real
Casino de Murcia, la Asociación Cultural de Docentes de Murcia (ACDOMUR)
programa actividades cada lunes. Y en ese ciclo toca la de hoy: “Hablar culto,
hablar común”.
Nos
aproximamos a lo que Santiago Delgado dice en bien documentada exposición, que entró
en materia directamente, sin pretexto, y aprovechó el título de la charla para
precisar y distinguir entre “título, tema y asunto”.
Pasó, sin
transición, a considerar el ‘habla culta’ como norma, incluido la pronunciación
(fonética); el ‘habla común’, sociológica, la que usan el 90% de los hablantes
de una lengua.
Ninguna de
las dos está limitada, ambas son dinámicas y, por tanto, acogen cambios y
novedades, relega palabras y expresiones al desván de la historia mientras
nuevos significados, expresiones y palabras se acomodan: la lengua está viva y,
como ser vital, nace, crece y se desarrolla. El agua del torrente, al paso de
los años, va limando las aristas de las piedras de su cauce, las redondea y las
muestra preciosas. Otras las arrastra y ladea.
-
Oiga, perdone… pero dice usted eso con muchas ínsulas.
-
…de Barataria.
-
¿Qué es eso? ¡Se esconde usted detrás de palabras raras!
-
En España no hay más ínsulas que las Baleares, las Canarias y algunos
islotes, como los de Alhucemas y Perejil, -este último quería valer para una guerra-.
Y Barataria, la isla en la que gobernó Sancho, en El Quijote.
-
Digo que habla usted con cierta presunción, algo de vanidad.
-
Eso sería con “ínfulas”, la expresión
adecuada. No es mi caso. Y si se percibe así, me disculpo.
(Esto nunca se produjo).
El conferenciante,
Santiago Delgado, mencionó insistentemente a Elías Canetti, Premio Nobel de
Literatura en 1981, quien en su obra, La lengua absuelta, viene a decir
que una lengua no depende de quien la habla mal; sino de los hablantes comunes
en la constante búsqueda de la norma, -que se aleja, como el horizonte-, en la adecuación
a los tiempos y de la adaptación de las novedades.
Porque el principal
objetivo de la Lengua es la comunicación, entenderse.
Es evidente
que expresiones y palabras nuevas se introducen en el idioma todos los días, a
través de diversos canales, como son los de programas televisivos, el lenguaje
de los políticos y de los periodistas, por mencionar tres ejemplos. Hay más.
Luego viene
la fortuna de que se use repetidamente o de que no eche raíz, y se olvide. Aparece
la intervención de la Real Academia de la Lengua que, con sus aciertos y no
tanto, va estableciendo la norma.
Y, en lo que
respecta a las correcciones, dijo –con acierto- que no hay que señalar con mancha
a quien se equivoca en el uso de la lengua: las indicaciones, con suavidad,
tratando de ganar adeptos a la causa del habla más apropiada. Se consigue más
con miel que con vinagre.
Concluyó
Santiago Delgado con una tabla de precisiones en el uso y significado, como el
uso del verbo haber; lo de emplear un infinitivo por imperativo, la incorrecta
expresión “a nivel de”, el dequeísmo, la pronunciación de la equis… [50, por
espigar algo en el denso caudal de las imprecisiones y equívocos].
-
Oiga, eso de la pronunciación de la “X”…
-
Sí, se decide como “j”, en algunos lugares y palabras.
-
¿Cómo cuáles?
-
Mexico (se pronuncia Méjico), y Texas (se emite Tejas).
-
¡Ah! Y en Murcia, ¡ ‘pixo’…!
El
acto concluyó en un animado coloquio.
Muy interesante el tema, y muy ameno la forma en que nos lo has contado. ¿El coloquio fue en lengua... coloquial? Disculpa el juego de palabras tonto, pero no he podido resistirme, y ya sabes que lo mejor para las tentaciones es dejarse caer en ellas.
ResponderEliminar