Santa MARÍA de la ARRIXACA: 750º aniversario en Murcia
ODA que
bien vale una Misa
Pasaban las siete y media de la tarde. Iglesia de san Andrés.
Llega al altar mayor el arzobispo emérito de Burgos —murciano de nacimiento—
con su acompañamiento religioso. Ocupan su lugar destacado.
750 años han pasado desde que el Rey Alfonso X el Sabio
entregara a la ciudad de Murcia la talla de santa María de la Arrixaca, que
tiene su sede en este templo.
De todos es conocida la maestría de la Iglesia, como
institución, para la celebración de ritos y solemnidades.
Un maestro de ceremonias revela el orden de los hechos e
intervinientes, tanto previo como dentro de la misa.
Doble motivo: es el último domingo de mayo, dedicado a la
Madre de la Arrixaca, y se conmemora su donación a Murcia, en cifra redonda.
Anuncia el portavoz que la Hermandad ha designado con sello
de distinción a Santiago Delgado Martínez, escritor y académico, para que
formule en solemne ritual la tradicional “Salutación” a santa María de la Arrixaca.
La atmósfera caldeada por la Coral Orpheus Music es surcada
por la palabra de Santiago Delgado, quien abre su intervención señalando su vínculo
de veinticuatro años de pertenencia y la gratitud por la confiada distinción y
honor para este acto.
Resuenan tangibles los cincuenta versos laudatorios de su “Oda a María
de la Arrixaca”, que delicadamente caen como pétalos sobre la
Virgen y sobre todos y cada uno de los asistentes que llenan el templo.
Setecientos cincuenta años pasaron,
Madre y Señora Nuestra,
Oh, Virgen de la Arrixaca,
desde aquel día del florido mayo
en que Don Jaime, rey de aragoneses,
la Cruz restituyera en esta tierra
en la que ahora reinas.
Eres sol y eres luna en nuestros días.
Recuperar queremos tantos años
en que, dormidos quedaron fervores
primeros de inicial adolescencia.
¡Revistámoslos del amor sereno,
como hijos en la senda de la vida,
que, perdida la infancia,
apreciar saben ya la dulce miel
de amar por el amor de amar amando!
Son 750 años desde que el rey Sabio, don Alfonso, entregó la
talla a la ciudad. Siete siglos y medio en un esférico número manifiesto.
Setecientos cincuenta
años, María
de la Arrixaca, Madre
nuestra siempre,
y un ciento largo más
que aquí habitaste
honrada
por cristianos de paso,
fieles tuyos
que nos legaron tu
preclara imagen
de Madre sosteniendo al
Niño Santo.
Ampáranos a todos.
Y puesto que viniste
del Pasado,
continúa siempre con
nosotros,
hasta el más Último de
los Futuros,
Señora de los Tiempo,
Reina y Madre.
Con presencia de devotos, también las kábilas y mesnadas de
Moros y Cristianos, pues ambos veneran desde hace 750 años a la Virgen de la
Arrixaca, se ha recibido la entrega de Banderas por parte de los ayuntamientos
de Albudeite, Murcia y Ricote.
“Y llévanos a todos bajo el manto
dorado que horna en
majestad tu cuerpo
glorioso, que en el
Cielo mora eterno.
Amén.
La copresidencia del acto litúrgico ha correspondido al
Arzobispo mencionado y al Presidente de la Región de Murcia, excelentísimo
señor don Pedro Antonio Sánchez, quien ha realizado la ofrenda.
El tiempo de los actos y de la Misa, de más de una hora de
duración, han merecido la asistencia por y para escuchar la Oda escrita y pronunciada
por Santiago Delgado.
¡Enhorabuena!
por la destacada dignidad de homenaje y la ofrenda de tus
versos.
Y que en todas y cada una coincidamos hasta que se te haga el
encargo de la celebrada salutación por los 1.500 años de santa María de la Arrixaca en
Murcia.
Gracias, Juan. Un abrazo.
ResponderEliminar¡ Vaya comentario más sentido...! Ni la Virgen de la Arrixaca ni Santiago Delgado han podido tener mejor crónica de lo sucedido. Los versos, con el mérito de no caer en tópicos, muy buenos. Tuvo que ser un momento muy emotivo oírlos resonar en esa iglesia.
ResponderEliminar¡Vaya comentario más sentido...! Ni la Virgen de la Arrixaca ni Santiago Delgado han podido tener mejor crónica de lo sucedido. Los versos, con el mérito de no caer en tópicos, muy buenos. Tuvo que ser un momento muy emotivo oírlos resonar en esa iglesia.
ResponderEliminarGracias por la crónica, Juan, así los que no pudimos ir es como si hubiéramos estado. Debió ser muy emocionante, sí.
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