La CULTURA es una
prioridad para quienes tienen un trabajo y descansan en verano.
Si se lo pueden
permitir, durante tres semanas, un mes o quizá más días, en la estación del
calor dedican tiempo a la familia, a las amistades, a dormir más. Es una
alteración de la ‘normalidad’ que se espera agradable y animada.
—
Si hay euros para pagarlo,
claro queda, —siempre lo dirá alguien.
El roce con la arena de la playa o excursiones por las
tierras del interior, tomar baños de agua y de sol, ejercicio físico, un viaje
de pocos días para contemplar nuevos y distintos paisajes, —ausentarse de los
lugares habituales quiebra la rutina, la distancia es descanso, además de
placer y cultivo de la sensibilidad—.
—
¿Va a enumerar el inventario
completo? —dicho con la inquietud de escuchar
una obvia lista interminable.
—
Es por medir el tiempo,
asignado y distribuido, como muestra de lo obvio: escaso para las tareas que
creemos posibles y convenientes en vacaciones.
VERANO. Atender y asistir a
lo que no se ha podido hacer durante el resto del año. La actividad cultural es
un valioso instrumento de creación sensitiva.
—
Si hay posibilidades, tiempo y voluntad, debe
disfrutarse de la cultura, en su amplia expresión.
Se señala un destino en el
mapa, más allá del sol y playa, y se descubre una apuesta artística. Oferta
variada y densa, no se puede asistir a todo. El arte compite con las
expectativas del público y atrae como lo hace el buen cine.
Cada verano, en vacaciones, tenemos
la oportunidad de estar en las citas culturales más interesantes y posibles.
Por
ejemplo, el gusto absoluto por la exposición de El Bosco, en Madrid.
O para acudir
a lugares emblemáticos (como “La noche en blanco”, de Aledo), o con certámenes,
—la orquesta, conjunto creativo donde se experimenta en completa
libertad; preguntarse si hay razón por la que una orquesta se debe colocar
siempre de la misma manera—. La interpretación de piezas de músicos famosos son
tan solo el primer acto de un programa que se complementa más y más.
O simplemente vivir la fiesta,
escuchar corales y ver los desfiles populares a los que resulta fácil y lógico asistir.
No digamos más.
¿Hemos leído?
La LECTURA es práctica individual y personal y sabemos que la
literatura ofrece un característico modo de conocer. Para el entendimiento del
mundo no basta con los contenidos de la ciencia y los de la prensa, aun siendo
importantes.
De ahí la necesidad y el elogio
de la lectura literaria. La literatura como búsqueda, la amistad, el humor, la
ironía, la vitalidad, la provocación, la versatilidad, los personajes
excéntricos, lo onírico, la mezcla de registros y de géneros literarios.
La cultura escrita ya no es
exclusiva, pasados cinco siglos y medio desde que funciona la imprenta. Ahora
el libro de papel es objeto de homenajes y ha perdido fuerza como regalo. Leer
significa una nueva lógica con todo el sentido pues el lector se apropia de las
facetas del creador, por su vocación universal de narrador o por ser
intelectual comprometido, pintor, dibujante, diseñador gráfico, escenógrafo
teatral, poeta, guionista, ensayista... De todo se lleva en la mochila.
Otra
cuestión es la de conjugar la
lectura con las demás ocupaciones, incluida la de estimular a nuestros niños y
jóvenes, que les atraiga la literatura de viajes, los libros de aventuras, que
nos vean con un libro entre las manos y que sirva de ejemplo.
Leer una buena novela, o dos;
algún poemario y otras cosas lleva su tiempo. Hacerlo mirando al mar, es un
inconveniente, porque el mar posee un atractivo indudable y, también los cortes
y distracciones a causa de la postura, por el calor y los juegos de playa de
niños y mayores.
(Gabriel García Márquez,
cuando visitaba alguna ciudad con mar, pedía a la dirección del hotel que en la
habitación le pusieran cortinas opacas para no ver el mar, pues su visión le
absorbía tanto que no podía leer ni escribir).
¿Se ha leído todo lo que se
previó?
Es difícil decidir en la vida y en la lectura.
Es precisa una atmósfera que posibilite la Lectura, en la que el lector/la lectora viven
la voluntad de estar a solas con las páginas, en la intimidad del pensamiento,
entre imprecisos y sublimes vaivenes de la vida, en la emoción, el desamor, la intriga y la sorpresa, las
preguntas.
La lectura, espejo de tres
caras, como el interior de los caleidoscopios, exige habilidad, decisión y
tiempo. Aunque nunca se sepa cuándo se alcanzará la gracia, la
lectura y la vida no pertenecen al azar.
Leer los libros de moda, las
lecturas a que nos inducen.
O estimulados por los aniversarios de cinco autores paradigmáticos: Miguel
de Cervantes, Williams Shakespeare, los del dramaturgo Antonio Buero
Vallejo, el novelista Camilo José Cela y el poeta Blas de Otero. En su
relectura se aprende infinidad de cosas.
El verano, época
asociada a vacaciones, es un tiempo en el que late la cultura. Aunque muchas de
las bibliotecas cierran, (los bibliobuses,
aparcados hasta septiembre), algunas siguen abiertas y su actividad es
casi igual que el resto del año. (Informan de que las guías de viaje están casi
todas prestadas). Disminuye la presencia de estudiantes aunque se mantiene la
afluencia de gente. En verano, no obstante, hay descenso de usuarios. Por lo
que, en algunas poblaciones, se hacen actividades fuera del edificio, como leer
a clásicos al aire libre. Otra información sobre las bibliotecas es que,
durante estos meses, hay muchas más mujeres. Y que la gente acude menos pero se
lleva más libros, o novelas extensas —libros gordos—.
En el entusiasmo por las novelas, es tiempo de
novela negra, de género policíaco y el romántico. (Se cita insistentemente el best-seller de Paula
Hawkins, “La chica del tren”. Comparte
puesto con “Historia de un canalla”,
de Julia Navarro).
Y después de las
novelas, lo que más se presta son cómics para adultos, novela juvenil y cuentos
infantiles.
Bibliotecas en la
playa
Es una excelente iniciativa y
práctica la que, en algunas zonas del litoral, se prestan libros como una
característica veraniega más: las bibliotecas temporales, lugares de esparcimiento
donde disponen gratuitamente de libros y prensa, y que ofrecen participar en
talleres y actividades en torno a la lectura. Ejemplo es, entre otras, la Biblioplaya de Torrevieja,
que ofrece volúmenes para préstamos.
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Las
buenas letras del otoño.
Habrá calidad en la oferta diversa este otoño.
Llega septiembre.
— Lo oímos. Y el rumoroso octubre está cercano.
—
La vida, un proceso de
aprendizaje.
—
Lo son todas las vidas,
¿no?
En Europa, grandes
exposiciones con el arte como protagonista.
Veremos publicadas, en España, la traducción de clásicos universales, que
vive un gran momento. (Los editores recurren a ellos porque los derechos de
autor son de dominio público. Se recuperan originales y las versiones son rigurosas).
Regresados a los lugares
habituales de residencia, empieza el nuevo curso. Nuevos libros están
esperando. Y actividades aguardan para un activo otoño cultural.
—
¿Cómo se sale de la
invisibilidad cultural?
—
Depende de cómo quieres organizar
tu otoño.
—
Si es una insinuación, sabes
que aguardo calidad incontestable. Y una difusión comprometida para hacerse
llegar.
Si se buscan
libros para los más pequeños, hay que consultar al librero, que sabrá
recomendar. Títulos repletos de sugerentes dibujos y de guiños culturales. Novelas
para explorar posibilidades de biografías más o menos ficticias, con personajes
fascinantes y a la vez moralmente repulsivos y rebeldes, antisociales, héroes y
villanos positivos.
Relatos llenos de mitología clásica, es un
ejemplo perfecto de las posibilidades narrativas y sensación de desafío al
lector, contar la complejidad de esta época.
Y en Murcia —nombro a unos
pocos—: Facultad de Letras de la Universidad, a “Zalacaín”, “La Puerta Falsa”,
el MUBAM, -Canna brevis-, Real Casino de Murcia, con recitales de música y poesía, Andrés Giménez
a la voz y la guitarra,… Festivales solidarios y salas de exposiciones, cuadros,
fotografía, poemas y música (Djazzling Creatures).
Habrá tal
cantidad de actos culturales que no será posible acudir a todos, por la
simultaneidad y por los propios quehaceres. Ejercicio de la voluntad de
seleccionar.
—¿Por qué me miras?
—Intento adivinar lo que esperas
del Otoño cultural.
—Seguro que más que respuestas
de «sí» o «no».
—O un rato a la semana para
estar a solas: la Cultura y tú.
Lo cierto es que en este otoño
será difícil resistirse a lo que viene: relatos con rumor de tragedia humana, exploración
de la intimidad y la conciencia en el murmullo de la creación de personajes a raíz de su biografía. Teatro con
humor y heridas extendidas, también delicadas historias de amor poético (Ediciones
Kostadinova, con Nadia al frente), también las palabras
presentes de “La Galla Ciencia” y en las horas vivenciadas de Vicente Cervera.
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NOTICIA, más que información
para considerar si se puede copiar.
El Gobierno italiano —tiene
más que bastante con los terremotos, sus trágicos efectos y la crisis económica—
ha aprobado un "bono de la cultura":
entregar 500 euros a todos y cada uno de los casi seiscientos mil jóvenes que
cumplan o hayan cumplido 18 años en 2016. Y los habrán de invertir en
actividades, servicios y objetos culturales: entradas a museos, yacimientos
arqueológicos, teatros, cines, conciertos, exposiciones, ferias, música o
libros. Mediante un sencillo sistema se le ingresan los 500 euros en línea de
crédito hasta el 31 de diciembre de 2017, momento del vencimiento. Podrán
comprarse libros de todo tipo, y no solo escolares, al igual que ocurrirá con
el resto de la oferta.
La
iniciativa es clara: dar la bienvenida a la edad adulta con la inversión en
cultura como garantía de futuro y de integración social.