jueves, 1 de junio de 2017

Visita a "Las Costuras de Deletreartes", cuando mayo acaba.


Han pasado veinte días desde su inauguración y apertura: “Las Costuras”, en la Universidad de Murcia.
Decena y media de oportunidades en días aguarda aún al visitante, interesado o simplemente curioso. En su sencillez habita la interesante complejidad donde confluye la creatividad, la cultura y las instituciones.

In parva spatium magnum sensum et animam verberat


[“En pequeño espacio late el alma con magno sentido”]

     Atrevidas palabras, quizá en libérrimo y temerario modo de Latín, (pero es lo que pienso), cuando accedo al histórico y vetusto edificio de “Convalecencia”. 



El espacio dedicado a “Las Costuras de Deletreartes” es pequeño en el icónico edificio universitario de “Convalecencia”, —sede del Rectorado—.

      Supone mucho, como significado y símbolo.
Se ha acogido a un vigoroso árbol germinado y en crecimiento, para la expansión y la convivencia con el Diseño-Moda, incardinado en la Universidad.

   Se necesita, es conveniente y agradan los fastos del día de la inauguración, con las autoridades académicas y docentes de la primera institución educativa de la Murcia, la Universidad, en un edificio emblemático, cuando las organizadoras Diana de Paco, coordinadora de Cultura de la UMU 



y Leticia Varó, comisaria de la exposición y responsable del proyecto "Costuras",
(de quien confiamos y esperamos nuevos proyectos innovadores en su constante línea de aciertos en Moda y Arte), que mantiene encendida la llama de este trayecto difícil pero ilusionante.

     Ambas, Diana y Leticia, radiantes, ante la presencia implicada de los/las creativos/as diseñadores/as, y la complicidad alegre de los asistentes,




E interpretada al piano por la profesora y virtuosa

Eso fue hace ya veinte días, desde que está abierta la exposición.


        Más que una sensación… es un referente.
      
      Como, cuando acabada la clase y la jornada docente, cuando éramos alumnos, o profesor y, por algún olvido o comprobación, debía regresar al aula, ya vacía, en la que se escucha la reverberación de los pasos…


       En  el último día de mayo, cuando aún restan catorce días para la clausura, esta visita al espacio de “Las Costuras de Deletreartes” se hace en un silencio reflexivo, apenas quebrado por las voces en consulta de trabajo o aguardando para salir al descanso con café de la media mañana; y taconeo de los funcionarios del edificio universitario.

      Y ¿qué significado puede tener que vestidos femeninos de diseño ocupen un espacio en un edificio universitario, con todo derecho?





       Creadores y diseñadores murcianos, (Constanza Mas, Cayetana Ferrer, Fernando Aliaga, Pedro Lobo, Nerea Jiménez y Leonor Pando), más dos de nivel nacional (Hannibal Laguna y Leyre Valiente), a quienes se le asignó un autor literario y una obra literaria como inspiración y sugerencia. La imaginación creativa es común a la Ciencia, al Pensamiento, al Arte, a la Palabra…  




      De la gran literatura, del relato, del poema o del drama teatral emana, más allá del argumento, la creatividad. No acertamos a describir lo que es, pero cambia la vida. Un hecho que acaba convirtiéndose en otra cosa. La memoria, la sensibilidad, la capacidad de emocionarse aprehenden su importancia.


          Si la alegoría es pieza, fragmento o retazo por el que se recompone y se reanuda el nuevo conjunto, aquí, esta exposición contiene el sentido, al igual que hacen los jardineros —vista su labor al paso, a la ida y a la vuelta— que plantaban y reponían flores nuevas y frescas en los jardines ancestrales de La Glorieta.

Vestidos y zapatos con inspiración en reconocidos textos literarios. Ya, con ello, es suficiente para esta convivencia, se acercan de manera radical.

          Es el sentido alegórico del Diseño-Moda, su vocación en el capitolio del monumento de ‘Convalecencia’. Admiramos lo que no podemos hacer en la vida cotidiana. La imaginación creadora de una historia que concluye en un vestido femenino, que escribe con tela e hilos, puede ser o no ser suficiente para hablar de Arte. Por eso se agrega la belleza.
Y esta es su casa. 
Tal como conviven los avances conseguidos en el pasado ante los problemas existentes y lo actual que se incorpora, creándose así soluciones universales, a las que el físico y filósofo Thomas S. Khun llamaba «paradigma», modelo de solución de problemas, en el que, en su inconmensurabilidad, dialogan lo nuevo y lo tradicional. Algo empieza a cambiar.



La perspectiva posible es la relación del presente. Resulta extraordinario que, en el imperio de la cultura visual, tenga cabida el interés por las formas de representación del Arte.  En las propuestas, las instituciones, los avances, los objetos y los edificios se influyen; y las personas admiten y asimilan los cambios y las novedades, como progreso y mejora.


Y eso propicia “Las Costuras de Deletreartes”.
   
    Como decía Oscar Wilde: “La vida imita al arte mucho más que el arte imita a la vida”. Que las Costuras, las de moda y creatividad, “invadan” y ocupen pacíficamente un espacio merecido es una alegoría para la simbiosis: otro árbol plantado en el huerto del Saber y la Cultura.
      La muestra deja ver algunas obras de carácter no comercial, color de flores e imágenes. 




Estás a tiempo. Aun quedan 14 días para clausurar.

(Edificio de la Convalecencia. Paseo del Teniente Flomesta, 5. Murcia).

domingo, 28 de mayo de 2017

Lectura dramatizada en torno a Gloria Fuertes: "Las 3 reinas magas" y mucho más...



Palabras en el escenario:
Gloria Fuertes, un encuentro,
memoria en su centenario


     Lectura dramatizada, a través de un texto elaborado con materiales de la poeta y con guion de las aportaciones desde la dirección del acto. Dos sesiones, dos días de muestra en torno a la obra de Gloria Fuertes.

Emplear la convocatoria de Cultura-UMU para urdir una acción escénica, pretendidamente distinta, con centelleos infantiles junto a momentos enfocados a un público genérico: el centro es Gloria Fuertes, desgranada y compuesta mediante diez musas y alegorías. Y con dos textos dramatizados por la escritora para ser representados.
   
  La apertura al camino escénico,en homenaje a Gloria Fuertes, resultado del trabajo de dieciséis personas en escena, se ha producido con la presencia, aliento y presentación del acto y del coloquio posterior por Silvia Montesinos, el primer día, y el segundo, con Mariángeles Rodríguez, ambas profesoras, responsables colaboradoras de la actividad y versadas en Teatro.

        (Por motivos académicos justificados y viaje a Italia, no se ha podido contar con la estimable presencia de la Coordinadora de Cultura, voluntad y estímulo de Deletreartes, Diana de Paco). 


      Los textos de Gloria Fuertes, que tienen algo de clásicos, son luz que recupera la infancia y, a la vez, hacen las paces con el pasado vital y crítico. 

  
      Hay motivo para la lectura dramática. Y se ha sometido la claridad de las palabras a la escena.
      El Teatro, en esta ocasión, ha ofrecido algunos de los textos que aprendía de memoria y ella misma recitaba ante un público entusiasta.
     Centenario de su nacimiento, mujer moderna, atrevida, escritora de vivos versos no intelectuales. Hablar de Gloria Fuertes, mujer, poeta y pobre no era fácil en el tiempo de la posguerra.
    Persona comprometida y personaje inasible, mujer peculiar, extravagante, libre. La libertad era la única etiqueta que aceptaba.
     
     Fue mucho más que una poeta encasillada de ripios infantiles. (Lo de “poeta infantil” le causó mucho daño). Hay que remarcar la importancia de su obra infantil, ya que removió la literatura para niños en España y propició que se acercaran a la poesía. 
   Tan interesante como su fecundo oficio infantil, su obra para mayores conviene recordarla. Combinación de humor, amor, dolor y una elemental belleza que resulta efectiva. Tono coloquial, uso de la rima como ironía, puede gustar más o menos, pero se la reconoce de inmediato.  

Sus chalecos y múltiples corbatas toman sentido toda vez que entramos en sus poemas, versos con colores de ironía sobre sí misma, de simpatía por los débiles, los animales, los pobres…, su rebelión ante la autoridad.

    Y con todas las características, en el momento de celebración, a través de la puerta abierta por la Institución Universitaria, ha entrado esta actividad, enmarcada en Deletreartes. Ya que es un cauce para las personas que imaginan posibilidades escénicas a través del texto, y que necesitan actuar en el Teatro, en un intento de hacer cosas, arriesgar, innovar, equivocarse, producir algo distinto...

   Así, en modo de espectáculo, mediante un paseo escénico por su poética, con materiales biográficos, retazos narrados de su vida, de una infancia áspera, de hambre y poco cariño. También fue Gloria enamorada.
 

       Ocasión para hablar de Gloria Fuertes, mujer y poeta, de familia humilde y republicana, a quien su madre castigaba si la sorprendía leyendo o escribiendo, perdió a su hermano pequeño en un bombardeo, durante la Guerra Incivil. El dolor vivió en su piel y ella, luminosa siempre, decidió sonreírle a la vida.
   
       Zarandeó asuntos como el hambre, la paz, el feminismo o el ecologismo. La Guerra Civil, la experiencia del horror marcó su vida y su obra, poesía del dolor, después, el amor. En tercer lugar, las injusticias.
       Gloria Fuertes muestra el valor de lo sencillo, (“no tenía más que un traje, un cuaderno y mucho miedo a que se gastara el lápiz”, decía).
   

      En un universo que sabe a Gloria, versos que hablan al oído. De actitud vitalista, cultivó su vida individual, para hacerla florecer con plenitud, sobre los límites de la pasión, en las voces del grupo teatral, que exhibe con alegría con tinte aún infantil, hay nostalgia de infancia, y la luz que, para todas las edades, se revela en lo simbólico.

Como la versión del cuento de Caperucita

Y que sean las tres Reinas Magas quienes hablen de paz.


             La poeta que expresa la verdad dolorosa, cuando exclama Gloria:
                                             “… Nunca pedí dinero,
                                                   comida, sangre o ropa.
                                                   Empecé a trabajar de niña.
                                                   (Yo misma fui mi propia muñeca)
                                                   Luego de mayor,
                                                   lo único que pedí prestado
                                                   fue amor;
                                                  lo devolví con creces…”

          Un espectáculo lírico, donde se ha intentado el trasvase de experiencias hasta, si fuera posible, lograr belleza luminosa, aunque sea efímera.

       Y la inclusión de pasajes textuales, de factura propia—, como es el caso de la
CARTA ANÓNIMA DE UNA DESCONOCIDA

Querida Gloria: No me conoces. No es necesario. Nuestras miradas se cruzan en un transparente vestido de fuego.
Todas las mujeres somos desiguales, singulares y tenemos mucho en común. Me entenderás, te entiendo.
 Digo que tus palabras, tus rimas alegres y tus versos humanos, son como agua fresca en los ojos cerrados.
 Como a ti te pasó, mi balanza de tristezas y de alegrías, continuamente se descompensa.
 El tiempo no se mide con reloj, sino con cada superación de los momentos dolorosos. Tú y yo lo sabemos. Nacen tus poemas, surgen tus cuentos y tú, nos sonríes.
 Una presencia invisible me acompaña, sin máscara. La verdad comienza, diferente, cada nuevo día, con el dolor de la noche, mi cuerpo es oro dormido. Río detenido, sin tregua, sin libertad en el movimiento.
 Con la luz del día, desde mi frente, zarpa un barco de esperanza, un velero femenino que arde en la noche, que espera borrar de mis hombros la marca del dolor. Y que escriba un nuevo signo de amor.
 Aunque me mueve la voluntad de decidir en mi movimiento,
 aunque la expresión más íntima, la voz, se me rompe como papel de plata,
 aunque la mirada deletrea y la escritura se empequeñece,
 aunque las manos se descuelgan buscando espigas para el camino,
 mi sueño insiste en un cielo de plumas blancas.
 Tú y yo aprendimos rápido, por la cuenta que nos trae. Nos diste el cuento bondadoso, con voluntad y fantasía, y el teatro infantil.
 Y, por un instante, contigo, desde el salón de la casa, viajemos por el universo.

                    Gracias, Gloria.
   =====ooooo00000ooooo=====
    

        Labor cuidadosamente acabada. Y disfrutada.


     Gracias a las quince actrices, más que aficionadas, abnegadas en su dedicación escénica, y al actor que se unió al proyecto.
      A ellos va dedicado.

              “Parpadeo en movimiento, lectura
                que en su verdad diálogo enciende,
                inunda de corpórea locura,
                se ilumina de voces y estrellas.
                La función comienza, sala oscura:
                eres tú misma.
               Y todos somos otros”.
                                                                   (Juan Soriano)



miércoles, 24 de mayo de 2017

Juan Rulfo, en el Club de Lectura Deletreartes








         ¿…Y de quién hablamos cuando se nombra a JUAN RULFO?
    Pregunta cesante y quizá impertinente, pues el escritor mexicano Juan Rulfo es tan singular, de difícil clasificación y, a su vez, universal y destacado, referente de una característica condición narrativa, que brilla con fulgente luz propia. Artista que, con tan sólo un puñado de páginas, se situó y está en lo más alto de la literatura en español. 
  

     En España, obtuvo el premio “Príncipe de Asturias”, en 1983.
      

¿Quién era en realidad Juan Rulfo?
    
      ¿Qué leía, qué pensaba, cuáles fueron sus influencias literarias?
       
     ¿Por qué merece la atención, además de por el centenario de su nacimiento?


     A estas y otras cuestiones ha sugerido respuestas abiertas y de reciprocidad, el profesor Gilberto Vásquez, en la sesión de este mes en el ciclo del Club de Lectura Deletreartes.



 
     Ha abierto la sesión la doctora Diana de Paco, no solo como responsable de Cultura (y, por consiguiente, de Logografías Culturales), sino como introductora a la peculiar escritura de Juan Rulfo.

     
    Así, tras su exposición ante los asistentes, en tono dialogal, de las características del programa, ha presentado al profesor en el IES “Vicente Medina”, de Archena, Dr. Gilberto Vásquez, a quien avalan dos tesis doctorales —sobresaliente cum laude en ambas— sobre contenido de Literatura y sobre temática de Filosofía.
    Ha considerado, con acierto, no abrocharse al tono de conferenciante, por lo que ha comenzado con consideraciones de su punto de vista personal en torno a “Pedro Páramo”, obra de particular lirismo y sobre su autor, Juan Rulfo.

    Ha destacado, como polos de gravitación, la orfandad, —Juan Preciado, el protagonista relator, no conoció a su padre, Pedro Páramo—, [Juan Rulfo nació en Sayula, estado de Jalisco, en una zona violenta del noroeste de México. De sus años de niño, en el internado de Guadalajara, que debía de ser bastante siniestro, Rulfo escribe que estuvo obligado “a descontar con trabajo el precio de mi soledad”].
    
     Porta como mediación el recuerdo, ajeno, de lo que le contó su madre, —la mirada a través del relato materno—, de la vida en el territorio yermo, de murmullo silencioso, latifundio que fue propiedad de su padre, el cacique, dueño de vidas y economías: «Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo».
       El orador, con excelente entonación, ha leído fragmentos del libro:
   
“Yo imaginaba ver aquello a través de los recuerdos de mi madre; de su nostalgia, entre retazos de suspiros. Siempre vivió ella suspirando por Comala, por el retorno; pero jamás volvió. Ahora yo vengo en su lugar. Traigo los ojos con que ella miró estas cosas, porque me dio sus ojos para ver” […]
  
(…) “Ahora estaba aquí, en este pueblo sin ruidos. Oía caer mis pisadas sobre las piedras redondas con que estaban empedradas las calles. Mis pisadas huecas, repitiendo su sonido en el eco de las paredes teñidas por el sol del atardecer.
Fui andando por la calle real en esa hora. Miré las casas vacías; las puertas desportilladas, invadidas de yerba. ¿Cómo me dijo aquel fulano que se llamaba esta yerba?”

             (…) la mujer del rebozo se cruzó frente a mí.
¡Buenas noches! -me dijo.
La seguí con la mirada. Le grité.
¿Dónde vive doña Eduviges?
Y ella señaló con el dedo:
     Allá. La casa que está junto al puente.
Me di cuenta que su voz estaba hecha de hebras humanas, que su boca tenía dientes y una lengua que se trababa y destrababa al hablar, y que sus ojos eran como todos los ojos de la gente que vive sobre la tierra.
                                 Había oscurecido.
                             Volvió a darme las buenas noches. Y aunque no había niños jugando, ni palomas, ni tejados azules, sentí que el pueblo vivía. Y que si yo escuchaba solamente el silencio, era porque aún no estaba acostumbrado al silencio; tal vez porque mi cabeza venía llena de ruidos y de voces”.
       Destaca el encuentro con Eduviges:
  
                    —Soy Eduviges Dyada. Pase usted.
Parecía que me hubiera estado esperando. Tenía todo dispuesto, según me dijo, haciendo que la siguiera por una larga serie de cuartos oscuros, al parecer desolados.
Pero no; porque, en cuanto me acostumbré a la oscuridad y al delgado hilo de luz que nos seguía, vi crecer sombras a ambos lados y sentí que íbamos caminando a través de un angosto pasillo abierto entre bultos.
¿Qué es lo que hay aquí? pregunté.
Tiliches me dijo ella. Tengo la casa toda entilichada. La escogieron para guardar sus muebles los que se fueron, y nadie ha regresado por ellos. Pero el cuarto que le he reservado está al fondo. Lo tengo siempre descombrado por si alguien viene. ¿De modo que usted es hijo de ella?
¿De quién? respondí.
De Doloritas.
Sí, pero ¿cómo lo sabe? 
                   —Ella me avisó que usted vendría. Y hoy precisamente. Que llegaría hoy.
     
¿Quién? ¿Mi madre?
Sí. Ella.
                                     Yo no supe qué pensar. Ni ella me dejó en qué pensar:
   
Éste es su cuarto me dijo.
                                     No tenía puertas, solamente aquella por donde habíamos entrado. Encendió la vela y lo vi vacío”.
  
      Gilberto Vásquez ha resaltado, con su lectura impresionista, el estremecimiento preponderante en la novela de una “gozosa desazón”. Al hablar de Susana, subraya que es el amor que Pedro Páramo no pudo alcanzar ni someter.
   
      Y, para propiciar el diálogo y la participación, el profesor anima a que se expresen otras lecturas y opiniones, pues la lectura de Pedro Páramo es distinta según el tiempo y el punto en que se lee.

    El coloquio ha dado lugar a señalar influencias de los autores de la antigüedad clásica como de los contemporáneos de Juan Rulfo.

     También se señala al sitio geográfico, —el páramo—, como un protagonista en sí, enmarcado en el contexto y momento histórico en el que brota el relato: la figura del cacique, y patriarca, señor de lo Público y lo Privado,  —transculturación de formas de vida llevadas allí desde este lado del Atlántico—, muertos que conviven con los vivos. Los muertos tienen historia y la cuentan.
   
     Hay quien resalta la voz poética de algunas descripciones.
  
    Juan Rulfo, hecho evidente, se formó en años de la revolución, de cambios constantes de poder, de presencia obligada con la violencia y con la muerte.
        Rulfo respondió, con inconfundible acento mexicano, al por qué de lo escaso de su obra, que se reduce de hecho a dos grandes libros, la novela Pedro Páramo y los cuentos de El llano en llamas.

—“Porque el escritor no es una fábrica”. Hay mucha gente que solo ha escrito un libro en su vida y no ha pasado nada y otros muchos que han escrito treinta y no les conoce nadie. Escribir por escribir, ¿para qué?”
  
      La sesión ha concluido con el regalo que el profesor hace a los asistentes, de un relato escrito por él mismo, de clara influencia literaria, que se titula “Mirando al cielo” y que comienza así:
  
“Ha llegado el circo; traerá otra vez los mismos leones hambrientos… y desaparecerán los perros callejeros”, decretó mi madre, recostada junto al portal de la casa, con la mirada fija en el cielo, mientras se encendía el primer cigarrillo del día. “Date prisa, hijo, —añadió sin dejar de contemplar las alturas, como buscando una señal, como leyendo una cifra divina de nuestro destino, con esa voz suya: profunda grave y rota— que llegarás tarde, y los hombres han de ser puntuales hasta en su muerte…”. Y yo repetía en mi interior: el circo, los leones, los perros, los hombres, la muerte… “antes de irte, enciende la radio, no sea que se esté acabando el mundo y no lo sepamos”.

       La sesión ha estado traspasada de interés y amenidad. Ha pasado el tiempo sin sentir, enfrascados en diálogo y textos.
   
   Se concluyó porque era la hora de cerrar las dependencias del campus universitario.


jueves, 27 de abril de 2017

CLUB de LECTURA Deletreartes, 2017, con OVIDIO, apertura y principio. Cultura, Universidad de Murcia


2.000 AÑOS DE AMOR: LAS HEROIDAS, DE OVIDIO.
 

  Actividad que comienza, (continuamente se renueva), del Club de Lectura Deletreartes con dinámico brío: hablando de amor. Consecuentemente y en coherencia, también de otros sentimientos asociados.
    En el bimilenario de la muerte del célebre poeta Ovidio, evocación con la lectura de una obra que, desconocida para muchos, gustará conocer y se comentará.


—“El ‘Club de Lectura’, ¿verdad? Se va a leer un libro de Ovidio, venimos a eso”, —indica una mujer, con tono entre pregunta y certidumbre.
—“Poeta y escritor de la antigüedad clásica latina. Ha llegado usted, este es el lugar”.
—“Creo que el libro es de cartas que las esposas de los héroes clásicos escriben a sus maridos,” —con premura apresuradamente comenta la información.
       —“Sí, por ahí va el contenido”.
—“Y yo, también. Solo puedo asistir hoy”, —apunta, dubitativa, otra chica.
—“No es inconveniente. Esta es una actividad abierta”.
“Entonces, se puede venir a una de las tres lecturas, a dos o a todas”, —insiste la primera, en el mismo tono entre preocupado y de aprobación.
—“Soy alumno de Clásicas y me interesa lo de hoy, pero no me he inscrito”, — titubea un muchacho.
Cuando libremente se puede y se decide, según el estímulo y el interés que mueve. Las normas de funcionamiento contemplan la flexibilidad”.
—¡Ah, qué bien! — cuatro chicas se mueven en el acceso, con decisión.
—“Pues entonces entramos, que ya es la hora”.
Bienvenidas al Club de Lectura”.
    
El aula, en disposición de foro circular de diálogo y asamblea, se inicia la primera sesión. Que ha sido a cargo y responsabilidad de la doctora doña Francisca Moya del Baño, excelente latinista y profesora, (a quien amistosa y cariñosamente conocemos y llamamos como Paquita Moya).
   
       Orienta la sesión, a través de este viaje lector, con el magnífico texto Las Heroidas, escrita por el poeta autor de libros que se mantienen vivos y vigentes, por Publio OVIDIO Nasón, que se conoce a través de la traducción de la propia doctora Moya del Baño, y que se ha convertido en canónica transcripción.

    
     El saber y el gozo están en los ojos de los demás, y en el programa cultural Deletreartes, además de sus contenidos, subyace ser grato a los otros. Ovidio es el protagonista y no el espectador de lo que te acontece. Caminar desde la ignorancia y sentirnos capaces de leer con satisfacción la realidad. Tenemos una deuda con la vida: el recuerdo y la actualidad de Ovidio.
     
         [Sirva solo como anecdótico que, durante el reinado del emperador Augusto, Ovidio, y otros importantes intelectuales coinciden en el tiempo, coetáneos, con Jesús de Nazaret Jesucristo—. Es por lo de los dos mil años].
  
       Como bien dice una amiga presente en este acto: “…volvamos a la oración principal…”

       En esta primera sesión, la convocatoria se centra en la lectura de la obra de Ovidio, que gravita en el Aula de Audiovisules del campus de la Merced y puebla de palabras de extraordinario amor, de dolor y desengaño, de sufrimiento y amargura, a la vez que también cabe el conocimiento, el buen humor y la cordialidad entre la conferenciante y los asistentes.
—“Antes, al recibir a los participantes, hablaba usted en femenino”, —señala un lector.
—“Es que hay 40 personas y solo 9, la quinta parte, son hombres. Está claro el predominio”.

La presentación de la conferenciante y de la apertura de la sesión del Club, la realiza la Coordinadora de Cultura de la Universidad, y responsable del programa “Deletreartes”, Diana de Paco, quien comenta y aclara las dos líneas de actividad cultural:
· “Escenas de cuyo nombre…”
· Logografías culturales, la línea que envuelve y acoge al Club de Lectura, hoy en el inicio concreto de su andadura.
La afirmación es rotunda e incontestable, en palabras de Diana:

   —“Paquita enseñó Latín y, lo que es sumamente importante: a amar los libros. En agradecido reconocimiento, hay un espacio bibliotecario en esta Universidad que lleva su nombre.

     “Si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle, no pediría un pan: pediría medio pan y un libro”. (Federico García Lorca).
   
    Situados en la actividad y para enmarcarla, Diana de Paco se desplaza, en un orden de conceptual relación triangular, y nos recuerda el importante y extenso curriculum de la catedrática Paquita Moya, muy apreciada en foros profesionales de Lenguas Clásicas.

    2000 años   de  Ovidio





Heroidas            Dra. Moya
Las mujeres de los héroes, las Heroidas, conocen el peligro y las consecuencias de las guerras. Incluido que sus alejados maridos acudan placenteramente al regazo de otras mujeres, sirenas y musas.
      
     Así, se abre paso para que Paquita Moya, entregue su mensaje y sea coprotagonista con el autor grande de la civilización occidental, Ovidio, en esta tarde lectora.
      La Dra. Moya puntualiza que ella siempre tuvo como referencia, a la hora de trasladar esta obra desde el Latín al español, la traducción tradicional y absolutamente respetable es la del catedrático don Antonio Ruiz de Elvira, (cuya "Metamorfosis" es un  importantísimo referente para la Dra. Moya).
      También quiere dejar patente que Ovidio escribió siempre en verso. (La traducción en prosa es, entre otras, la de la profesora Moya del Baño).
       Además de intelectual, erudito y escritor, Ovidio era una buena persona: “Poeta del amor”, dice de sí mismo. Con lo que se abre el camino para el encuentro con las Heroidas.
      Informa de que Ovidio la escribió poco antes de su forzado destierro, pues el poeta, que vislumbra la vida y los sentimientos como sólidos planetas, que llena de bellas palabras el inmenso vacío del imperio, es incomprendido y excluido. El Arte de amar fue prohibido y retirado de las bibliotecas públicas por contravenir los principios morales establecidos por Augusto. Algún otro motivo se añadió, desconocido para el propio Ovidio, para quien una de sus mayores obsesiones es preguntar el porqué de su exilio a un inhóspito lugar, que hoy es la actual Constanza, en Rumania). 
  
      Heroidas es obra que recoge la complejidad de las relaciones humanas, en la específica y esencial correspondencia escrita desde el sentimiento y punto de vista las esposas de los héroes de la mitología, saturadas de las persistentes traiciones conyugales, quienes escriben a sus esposos o amantes y les apremian para que regresen a casa.
    
Ovidio se adentra en las entrañas de estas destacadas mujeres, y escribe estas emotivas cartas de amor, dramáticamente excitantes y apasionadas, heroínas de la mitología griega, abandonadas de maridos y amantes, de las Heroidas.
     (Escritas con la delicada sensibilidad de Ovidio, en Arte de amar, no las llama así, sino que les da el título de Epistulae).
      Hablamos de 21 cartas, pero las que escriben las mujeres, tomando la iniciativa, son las 15 primeras.
     Lamentos de amor sin respuesta, en las que se manifiesta la distancia, la ausencia, el abandono, la insatisfacción.
      Extraña forma de vivir es la de escribir. Una lengua nueva creó Ovidio, en quien hasta su prosa es poética: la expresión de la infelicidad, con la que se escriben los genuinos libros.

    Papel protagonista de la mujer.
    La doctora Paquita Moya nos propone un detallado estudio que nos acerca a los héroes clásicos desde el punto que los aproxima a las personas de todos los tiempos: el amor y sus consecuencias.
   Las cartas, entre otras, de Penélope a Ulises, de Briseida a Aquiles, de Fedra a Hipólito, de Hipsípila a Jason, de Deyanira a Hércules, de Medea también a Jasón, de Helena a Paris, o la apasionada de Hero a Leandro, (que recobrará protagonismo al final de este acto).
      En el concreto caso de Penélope, en su carta a Ulises, expresa distinguidos sentimientos amorosos que superan a los señalados en la Odisea, de Homero.
    Contra el olvido superada la melancolía y la inquietud, las cartas reviven.
    Aun en su ejemplo de heroísmo, valor e ingenio, la fragilidad de la vida y condición de los héroes míticos, los homéricos y las heroínas trágicas, —trasunto de la condición humana—, es extraña, azarosa, algunas veces absurda.
 
    Esta obra posee un latido esencial que es luz que alumbra las mismas pasiones y las mismas incertidumbres humanas, aunque los textos hayan sido escritos hace dos mil años; veintiuna cartas que constituyen una muestra, excepcional en el mundo antiguo, de amor de mujeres del mito destinadas a héroes que las traicionaron. Un análisis del alma de la mujer es el hilo conductor de las cartas que abordan el destino cambiante, en la realidad del engaño en el amor, que servirá de base a historias de otras parejas de personajes en la literatura posterior, una expresión que lee y se expresa en la profundidad simbólica y poderosa que no agota nunca su significado. (W.
Shakespeare creó personajes que caminan apoyados en el estudio a fondo que hizo de Ovidio, Plauto, Terencio y Séneca. Shakespeare dedicó tragedias a Julio César, a Cleopatra y Marco Antonio).
        Ovidio, como todos los clásicos riegan perdurablemente las raíces del mundo, aunque no siempre se sepa mirar en el espejo vigoroso y vibrante de sus enseñanzas, tantas veces terribles.

      Las palabras de Paquita Moya rebosan cultura y conocimiento, de los muchos años, de estudio, de preparación, docencia e investigación.
    La excelencia de gestas luminosas no evita que en los héroes convivan sus memorables rastros de gloria, sus hazañas y audacia, con la sombra e inestabilidad sentimental de la condición humana, hasta en la muerte, aunque sea heroica.
        Las mujeres, sometidas en la sociedad griega al silencio y a la sumisión familiar en ese mundo de normas patriarcales, ahora con las cartas abren su propio camino.
     Cartas en las que las pasiones humanas lo son de conmovedora poética inolvidable. Por eso han perdurado tantos siglos y se prestan a incontables relecturas.
La permanencia de las figuras heroicas en la memoria y la fantasía, gracias a la literatura, ennoblece y anima.
—“Lo que nos aporta la lectura de los clásicos…”, —pronuncia alguien en el diálogo continuo.
—“Los textos antiguos, esos que llamamos clásicos, se mantienen porque son de indudable calidad. Y, cuando se inicia su lectura, se leen con fervor”
        —“¿Por qué se produce eso?” —preguntan con inclinación.
—“Su lectura aporta la visión de otros mundos, otras épocas, y las pasiones que permanecen y vivieron escritores y poetas”.
—“El Club de Lectura abre ventana y también un tragaluz que quiebre la sombra de que la gente joven lee cada vez menos, aunque no hay un fácil remedio”, —lamentará alguien con razón.
—“Seguimos en el empeño de crear hábitos de comprensión, sensibilidad, y cultura en el mejor sentido. Leer algún libro e ir al teatro de vez en cuando”, concluirán desde el fondo.
—“La metáfora del acopio de piedras blancas y negras, —dirá Paquita Moya—, según sean las acciones y se tengan experiencias: leer es de piedra blanca”.
  
         En un acto que tiene tantas raíces y ramas, salpicado de anécdotas y comentarios chispeantes, no resulta fácil reflejarlo por escrito. Pero queda patente lo que la doctora Moya nos ha dicho sobre la obra inaugural en el Club de Lectura:
“Son cartas de mujer a hombre, aunque innegablemente está Ovidio detrás de ello”, —interviene y aporta Diana de Paco.
“Ovidio presta su voz a las mujeres, que atraviesan historias de sufrimiento” Ovidio, en boca de las mujeres, formula un consistente alegato contra la guerra y los señores de la guerra” —concluye la profesora Moya del Baño.

Breve ejemplo que pretende un destello del animado diálogo.
       Una conclusión, entre otras muchas, es obvia: o se tiene una mínima base de Cultura Clásica… o no puede uno llamarse ni mostrarse culto.



    Y se produce un tránsito del mito a la actualidad.

       Cierra el acto una actuación músico-vocal: la de Adela y Juan: la carta hecha canción de Hero a Leandro: voz conmovedora, acción bien interpretada y acompañamiento merecido.
         Y hablando de Teatro: Hay Lecturas Dramatizadas en torno al tema.

 


Ovidio sigue en Deletreartes: estará también en octubre y noviembre.

                                        [Nota imprescindible y valiosa.- Las imágenes de los carteles han sido cedidas por Marcos Amorós, artista y autor].