domingo, 15 de noviembre de 2015

EL SILENCIO DE UN MINUTO: PRESENTE DE DOLOR, ESPERANZA DE FUTURO EN PAZ.




In memoriam.
Días de dolor por las personas víctimas del atentado y por nosotros mismos. Haya luz en el presente, y se viva un futuro de paz y convivencia.
Tras conducir el barco en aguas bravas, adiestrarlo en un mar más tranquilo.

Todos sabemos que es bastante más que una gran ciudad; es un conjunto de símbolos que se contienen en una palabra, PARÍS, capacidad de acogida que se construye y permanece desde la Revolución (“Libertad, Igualdad, Fraternidad”; que no se nos olvide). Ha sobrevivido y se ha fortalecido. Ahí está y estará París.

Hace unos meses visité este faro del mundo que es París.

Llama atención la presencia de soldados del ejército francés, con motivo de un sistema de alerta antiterrorista, que informa mediante carteles en cualquier lugar. Tenían serios motivos para su despliegue y cuidado.



Otras veces han podido prevenir y desarmar. Esta vez no ha podido evitarse. Y ha sido horrible y doloroso. Y continúa.

El múltiple atentado, con sus dramáticos resultados, es más que una acción de odio. Porque busca resquebrajar y hacer caer los fundamentos de la sociedad que se basa en la convivencia, la democracia, los valores, el progreso: contra los derechos humanos y la humanidad en sí. Porque no hay razón alguna para atentar. 


Instruidos en el odio, ejecutan tremendas acciones diseñadas por mentes que cultivan el fanatismo y se aprovechan de la libertad para actuar contra ella.
¿Qué razón y sentimientos para estas atrocidades?
Si este es su resultado: ni razón ni sentimiento.
Salvo la espiral del odio.
Porque los elaboradores y los ejecutores saben que el odio permanece y se proyecta, lo actualizan y mantienen. Los ataques de París -y de otros lugares- se planean contra el sentido de aquello que nos une: tolerancia, respeto y libertad.
No podemos perder la llama de luz que compartimos y nos une.

Se necesitará tiempo y generaciones para que desaparezcan odio, resquemores y vuelva la confianza. Es difícil olvidar el dolor y la sinrazón.
Y, ahora, se ha puesto, en primer y preferente lugar, la seguridad. Habrá medidas para ello.

Suponiendo que este fuera el último atentado, para vivir en convivencia pacífica y constructiva pasará, además de tiempo, la reflexión sobre ideas diferentes y sus conflictos reales, en el análisis de la experiencia multicultural, con nuevas, mejores y posibles acciones para demostrar el vigor de los valores civilizados, con proyectos imaginativos y eficaces para conseguir la convivencia. No sólo la demostración de fuerza como respuesta que, aunque necesaria, no puede ser la única vía.

Al hecho de la lucha por la seguridad ha de sumársele la deconstrucción del odio y la desconfianza. Para que las balas y las bombas no acaben con los sueños y los deseos.

Y la fundación del presente se viva porque hay un futuro que esperar.

4 comentarios:

  1. "En la tristeza, el horror y el miedo es difícil poner palabras. Sin embargo, es necesario decirlas, y leerlas. Y sentir la fuerza de la unión de voces que diariamente suenan discrepantes, pero ante la barbarie y la sinrazón entonan la misma canción de fraternidad y libertad". JMM

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  2. Muchas gracias, JMM, por tu aportación
    Entenderse y convivir es el objetivo. Hablar es necesario; aunque con las palabras se puede mentir y engañar, hay que esperar lo mejor del ser humano. Las palabras, todas las palabras, para que no haya municiones ni explosivos.
    Y aporto aquí, como invitación, el poema de Blas de Otero, “Pido la paz y la palabra”:

    Escribo
    en defensa del reino
    del hombre y su justicia. Pido
    la paz
    y la palabra. He dicho
    «silencio»,
    «sombra»,
    «vacío»
    etcétera.
    Digo
    «del hombre y su justicia»,
    «océano pacífico»,
    lo que me dejan.
    Pido
    la paz y la palabra.

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  3. Aunque el corazón es universal, también el dolor, hablar su lengua:
    "Paris, Paris... La solidarité es bien plus forte que la violence! Bon courage, les camarades!"

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  4. Muchas gracias. Hablamos en francés traducido en solidaridad a todos los idiomas

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