jueves, 1 de septiembre de 2016

TIEMPO NUEVO, CONTINÚAN MODOS

A jm2m,
que el retorno sea sosegado y agradable.

La organización del tiempo se muestra según circunstancias y a veces de forma caprichosa. Tras los meses de concentración vacacional, julio y agosto, aun queda tiempo de verano y veraneo. El tiempo se hace nuevo cuando se aplican signos establecidos, como lo es la señal del final de las vacaciones masivas. Verano todavía queda, pues no coincide esta distribución temporal con la llegada del otoño, por ejemplo.

     Tiempo de regreso y de recuperación de la actividad. Se completa así un ciclo anual y otro empieza, como un cambio de modelo. Una fase de descanso, establecido y aceptado por la comunidad, la que es desplazada a su final por otro período de trabajo. En la transición se genera un conflicto por situaciones añadidas, una crisis por acumulación de asuntos que atender cuando comienza un nuevo período de lo ‘normal’.

     Agosto ya pertenece al pasado. Vaciadas las maletas, quedan atrás los lugares de descanso de quienes lo han podido disfrutar. Vuelta a la “normalidad”, a la cotidianidad, en una aparente rutina. Aunque se tenga claro, no obstante, cuesta volver al trabajo y a los quehaceres programados.

     Buena parte de conciudadanos pueden sentirse molestos porque se digan palabras de vacaciones cuando esa parte de ciudadanía está sin trabajo, para quienes los fines de semana y el verano son iguales a los demás días del año. No lo olvidemos.
       Es imprescindible tener trabajo, pues es el que posibilita las vacaciones, que son un derecho por costumbre, habitual en el modo de vida. Racionalmente complejo de explicar, —contiene muchos tópicos y simplezas llamativas para ‘justificarlo’—, se ha aceptado que el lunes y los primeros días tras el regreso de las vacaciones son días malos para quienes trabajan, porque se supone que la idea de bienestar emocional y el ánimo favorable son producidos por el paréntesis en el trabajo.
     Más allá o más acá de los tópicos, no hay otra alternativa que la del regreso al camino y a la labor.

Ayer era agosto.

    ¿Qué día es hoy?

    Es el primer día de un nuevo año.

    ¡Qué dices…! Eso será el uno de enero. Y estamos en septiembre.

    Por eso mismo: la vuelta a la faena de los trabajadores, los escolares y estudiantes, con libros, equipamiento y uniformes nuevos, también los cambios de centros.

    Trasiego extraordinario para las personas que han agotado las vacaciones y para las familias, con nuevos gastos y situaciones.

    Entonces, ¿hay que decir “feliz año nuevo!”?

    Pues… sí.



Desde otro ángulo, en la vuelta al trabajo se origina alguna expectativa de novedad y cierta ilusión, también en otros aspectos. Debe serlo, sin frustración. Las obligaciones cotidianas no pueden sentirse como un sacrificio. Porque no lo es.

      Fijémonos en que, además del trabajo, se recupera a las amistades y la vida social, con quienes se comparte espacios de bienestar, o hábitos físicos saludables. Y la participación en la cultura.

         Tiempo de educación.

 
    Siempre resulta singular y destacado el retorno a la actividad de la educación y la enseñanza. Con la apertura de la escuela, el instituto, la universidad, se comienza con nuevos programas, asignaturas, horarios, exámenes y notas. Un viaje en el tiempo, lleno de responsabilidad, decisiones y, a veces, un desafío. Con la ineludible adaptación de alumnos y profesores a los nuevos tiempos y ritmos en la enseñanza.

     Desde la realidad de los sueños en calma, un deseo razonable es que la actividad educativa debiera proporcionar un significativo avance en la enseñanza de la Música y de las Enseñanzas Artísticas incardinado en todos los niveles y a todas las edades. Los conciertos y recitales, los actos musicales en toda la gama de colores. 

       En vez de poner adornos navideños, colguemos libros en los árboles, y de sus ramas desciendan instrumentos musicales y máscaras teatrales, que nos recuerden lo que puede hacer el ser humano: la humanidad es el distintivo.

   
  Los años pasan por encima, a veces como una tormenta, mientras tratamos de sobrevivir. ¿Y dónde queda el beneficio de todo lo que nos rodea? ¿No asimilamos “¡carpe diem!” o que, como palabras, se han quedado solas?


 Alumbradas desde el pensamiento pero marcadas por la intemperie.

 —    En la luz, no mires al espejo ni preguntes dime quién eres

      Nada es fácil. Dispongamos el tiempo para la dualidad de trabajo y el frenesí de lo que ofrezca cada día. Y que encontremos espacio y elementos positivos para sentirnos bien.
   
   Que el tiempo estrenado sea favorable en las próximas semanas, en el plazo cercano mejor contar semanas que meses.


¡Feliz curso nuevo!

5 comentarios:

  1. Sí, la sensación esa de que empieza un curso nuevo, incluso para los que no vamos al cole; de que la vida ofrece una nueva oportunidad para vivirla mejor: todo son proyectos y buenos propósitos. Ahora, más que nunca, cobran vida esas palabras de Rilke, tan vitalistas, tan animosas y esperanzadoras como tu artículo , Juan: "Se siente el brillo de una nueva página / en la que aún todo puede acontecer" Veamos qué nos trae este nuevo curso. No ha podido empezar mejor, con tu texto y con tus fotografías, siempre tan sugerentes.

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  2. Bienvenido septiembre, el nuevo curso y el nuevo ciclo, que fue para los bizantinos el inicio natural del año: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Calendario_bizantino

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  3. Muchas gracias, Charo: por la información y por participar con tu ccomentario

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  4. Muchísimas gracias, Juan. Tus palabras dedicadas son un dulce impulso para retomar las tareas. Trataré de afrontar la vuelta desde la expectativa de la novedad. Y evitar que la incertidumbre y la angustia por el tiempo, esa palabra que se repite en nuestro vocabulario porque está muy presente en nuestro pensamiento, ganen espacio a la ilusión. Un abrazo.

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  5. Muchísimas gracias, Juan. Tus palabras dedicadas son un dulce impulso para retomar las tareas. Trataré de afrontar la vuelta desde la expectativa de la novedad. Y evitar que la incertidumbre y la angustia por el tiempo, esa palabra que se repite en nuestro vocabulario porque está muy presente en nuestro pensamiento, ganen espacio a la ilusión. Un abrazo.

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