jueves, 8 de junio de 2017

Azorín en el Teatro: cincuentenario desde su tránsito sin retorno.


       De vivir hoy, José Martínez Ruiz, “Azorín”, celebraría su cumpleaños, pues nació en 8 de junio.
      Hay otra fecha, pertinente vínculo, pues en el pasado Marzo, el día 2, se marca otro momento, por el que se le recuerda: han pasado cincuenta años desde que transitó el túnel de la vida al sueño eterno.
   
    (Me enteré de este suceso y pérdida mientras regresaba en auto-stop a mi pueblo, desde Murcia, cumplida la jornada de estudio. Un amable conductor detuvo su coche para llevarme. Accedí. La radio estaba puesta y daba la noticia: había fallecido Azorín, el estilista de la Generación del 98, el escritor de las descripciones magistrales, del uso de las frases simples y precisas, que también insertaba vocablos propios de la zona murciano-alicantina, —ejemplo: “leja” —).

         Actos de homenaje para Azorín hay, en este año en que estamos, estimulados por instituciones y colectivos, por estudiosos y aficionados.
          Recorrerán sus obras y nos hablarán de su inmarcesible y singular estilo de escritura. Su obra literaria permanece.
            Lo importante es que fue, y lo sigue siendo, un gran escritor.
   
         Y un autor que quiso modificar el rumbo del teatro español, sin lograrlo, en la evidente necesidad de la savia nueva de las vanguardias contra el anquilosamiento del arte y de las letras. Sus ideas no triunfaron cuando hubiera sido necesario. No tuvo seguidores.

   En este ámbito de celebración, aprovechando la convocatoria de la Universidad de Murcia, a través del servicio de Cultura, (“Espacio cultural abierto”), en el Ciclo:
Escenas de cuyo nombre no puedo acordarme
 Lecturas Dramatizadas Deletreartes
 los próximos 29 y 30 de junio, tendrá lugar la representación escénica de una obra de
José Martínez Ruiz, “AZORÍN”.

LO INVISIBLE, Trilogía”.
Obra en tres actos y un prólogo.

           (En clara afición al teatro, dieciséis personas, —doce actrices, tres actores …y el director—  se han reunido en grupo y lo están preparando.

            Para su exposición en la sala teatral “Concha Lavella”, del Campus de La Merced).



[Recuerden: Acceso gratuito, hasta completar aforo. Reserven sus invitaciones]

     
   La “trilogía de Lo invisible”, la obra teatral de Azorín más lograda, (escribió 11), tuvo éxito de público cuando se estrenó, —difícil en aquella época, primer tercio del siglo XX, reticente a las novedades—. En el público había gentes de letras, amigos del autor y muchos simpatizantes con lo que supusiera vanguardia. 

          Lo invisible, misterio ceremonial y eterno, era y es la Muerte, que se hace presente o sugestionada en el escenario. Expresiones poetizadas, también palabras de angustia y gestos que tratan de asimilar, con cierta ironía, tan ineludible trance. 
        Interesado por encontrarle provecho, Azorín consideró que la obra artística teatral debía apartarse de la realidad. El nuevo teatro había de serlo de fantasía y de ensueño. Ya se hacía en Europa teatro nuevo, surrealista.
        Azorín tenía claro que el teatro es diálogo y eso es lo que debe trabajar el dramaturgo: la construcción de los diálogos. Proponía que el texto tuviera en cuenta que estaba destinado a ser oídos y visto. El decorado no lo consideraba tan importante.
             Lo invisible, es un conjunto de tres piezas teatrales breves adelantadas por un prólogo escénico.
  
 Una Señora, sin avisar, irrumpe en el escenario, a punto de empezar la función, se dirige al autor de la obra y a la actriz. Les informa y amonesta de que no se puede jugar en el teatro con cosas serias: los grandes misterios de la vida no pueden ser tratados imprudentemente, porque es peligroso. Al acabar la breve conversación escénica, la misteriosa y extravagante Señora muestra la careta de una calavera. La muerte ha mostrado su rostro. No volverá a hacerlo. La Señora se va y lo que ha pasado es lo que afirma la Actriz: “Un sueño“.
     
La muerte que nos presenta Azorín es una hermosa mujer.

Después, en escena, La arañita en el espejodonde una mujer enferma espera impaciente a su esposo, a su regreso de la guerra de África. Leonor, personaje feliz, ha realizado su sueño, el amor de Femando. Aunque nada sabe de la muerte de él, y que si conocen el padre y la criada. Un mendigo cree ver, en la tristeza de la joven, la indicación de la desgracia.
         Una araña en el espejo anuncia la proximidad de la muerte, pero es la muerte del esposo, que no vendrá. Dos personajes conocen la fatal noticia. La esposa no, (ella intuye, en premonición, la presencia de la muerte a través de ciertas sensaciones inexplicables, como la del mendigo y la araña, símbolo de muerte y surrealismo en el teatro).
A continuación, El segador, (título de resonancia y metáfora utilizada para designar a la muerte), acto escénico en el que la joven viuda de un labrador, María, al igual que Leonor, mira a través del balcón, donde compendia la felicidad, la esperanza. Madre de un niño de meses, es visitada por un matrimonio vecino que pretende comprarle sus tierras. Como ella no acepta, tratan de atemorizarla advirtiéndola de los males que sufren los niños que viven en la zona. Llegan más lejos. Le cuentan la historia de un segador vestido de negro que deambula por los alrededores, llama de noche a las puertas de las casas en que hay niños, que enferman y mueren. Aquella misma noche suenan tres golpes en la puerta. El niño como metáfora de la esperanza, y, por consiguiente, su muerte es símbolo de la tragedia, (procedimiento de larga tradición).

Y, por último, en Doctor Death, de 3 a 5, el tema del tránsito de la vida a la muerte. Antesala desabrigada, consulta del doctor Death, -doctor Muerte-. Llega una mujer enferma en busca de soluciones médicas. Informada de que no hay retorno tras la visita al doctor, exterioriza con pánico que está a las puertas de la muerte. La sensación ilógica comienza con la aparición del Viejecito. El jardín también se ha convertido en personaje. La enferma se resiste a aceptarlo, se rebela, quiere escapar del sitio. Imposible. Se resigna. Y en actitud erguida y digna, rígida, hierática, con la cabeza echada hacia atrás, atraviesa en su tránsito y dice palabras: “infinito” y “eternidad”.

Es la pieza que contiene el soplo de misterio y más conformación dramática.

 Lo invisible fue una propuesta renovadora del teatro español. Escrita con lenguaje muy medido, austero; con limpia expresión literaria.


     Los argumentos que Azorín introduce en estas breves piezas teatrales son elementos misteriosos que provocan incertidumbre sobre lo que va a suceder.  Aunque invisible, la muerte espera a los personajes.
     
Esto significa que la duda no es suficiente para que se convierta en estremecimiento. Por lo que al espectador no se le va a sumergir en la emoción, ni siquiera por el carácter simbólico que tienen los personajes. Azorín escribió con entusiasmo esta obra de teatro, de compleja interpretación, aunque con sencilla tensión dramática y claro conflicto en el tema de la muerte. Lo que posibilita una doble “lectura teatral” que puede ser distinta, sin llegar a comedia, pero con claves irónicas: los personajes se asustan, pero el espectador no. El público viene a disfrutar en el teatro, no a quedar azorado con el tema lúgubre.
          La obra lo permite. Es opinable y puede ser discutible esta perspectiva, pero con delicado humor, cierto surrealismo, se puede ofrecer una visión/versión propia. Teatro serio, fino, interesante.
      

La muerte, la verdadera protagonista, sólo nos llega a través de sensaciones y angustias en los distintos personajes, dimensión dramática del misterio Procedimiento de señalar personajes invisibles, simbólicos o metafóricos en la escena, sombras de una realidad que está fuera del mundo sensible, el mundo subconsciente introducido en escena. En Lo invisible, la felicidad no es posible.

Que sea este comentario que aquí se ha ofrecido un estímulo para que se acuda al Teatro. 

                   Les esperamos.
Lecturas Dramatizadas Deletreartes




Jueves, 29 y viernes 30
de junio:

LO INVISIBLE” Trilogía


Obra teatral de Azorín


8:30 de la tarde.

Sala teatral “Concha Lavella”.

Campus de La Merced

Universidad de Murcia




1 comentario:

  1. Mientras leo tu entrada sobre esa obra de Azorín que estáis preparando, y que promete ser de lo más interesante, no puedo evitar pensar lo bien que te las has ingeniado para volver a lo que más te gusta a hacer, o al menos a una de las cosas: la dirección de obras teatrales, vivir desde dentro la magia del teatro y estimular en los demás esa afición, ya sean actores o espectadores. Y a fe mía, amigo Juan, que lo haces de maravilla. Es mucho lo que te está dando el teatro, pero tú, agradecido, también le das mucho de ti a él. Seguid trabajando para que el estreno sea todo un éxito, que lo será, estando tú por medio y ese elenco de personas enamoradas del arte teatral.

    ResponderEliminar