martes, 3 de noviembre de 2015

HABLAR CULTO, HABLAR COMÚN, charla-coloquio en el Real Casino.

[Este texto contiene una dosis de ficción. Los aspectos del título y los nombres citados en la conferencia son reales. No se tome en sentido literal ni de crónica verídica].

El título de la charla-coloquio es bastante claro; en tres palabras (cuatro, contando que hay repetida la palabra ‘hablar’): este encuentro, en la tarde de lunes otoñal, apunta a lo que decimos cuando hablamos y si de hablar hay norma y medida.

-         Lo dice usted con cierto “Rintintín”

Por la cercanía fonética con “retintín” (que es un irónico modo de hablar con el que se pretende molestar a alguien), hay quienes creen expresar lo mismo con la palabra “Rintintín”. Han pasado los años y muchas personas ignoran que “Rintintín” era el nombre de un perro del ejército americano en lucha contra los indios; el protagonista de la serie del mismo nombre que se emitía por televisión, en blanco y negro.

En el Real Casino de Murcia, la Asociación Cultural de Docentes de Murcia (ACDOMUR) programa actividades cada lunes. Y en ese ciclo toca la de hoy: “Hablar culto, hablar común”.
Nos aproximamos a lo que Santiago Delgado dice en bien documentada exposición, que entró en materia directamente, sin pretexto, y aprovechó el título de la charla para precisar y distinguir entre “título, tema y asunto”.
Pasó, sin transición, a considerar el ‘habla culta’ como norma, incluido la pronunciación (fonética); el ‘habla común’, sociológica, la que usan el 90% de los hablantes de una lengua.
Ninguna de las dos está limitada, ambas son dinámicas y, por tanto, acogen cambios y novedades, relega palabras y expresiones al desván de la historia mientras nuevos significados, expresiones y palabras se acomodan: la lengua está viva y, como ser vital, nace, crece y se desarrolla. El agua del torrente, al paso de los años, va limando las aristas de las piedras de su cauce, las redondea y las muestra preciosas. Otras las arrastra y ladea.

-         Oiga, perdone… pero dice usted eso con muchas ínsulas.

-         …de Barataria.

-         ¿Qué es eso? ¡Se esconde usted detrás de palabras raras!

-         En España no hay más ínsulas que las Baleares, las Canarias y algunos islotes, como los de Alhucemas y Perejil, -este último quería valer para una guerra-. Y Barataria, la isla en la que gobernó Sancho, en El Quijote.

-         Digo que habla usted con cierta presunción, algo de vanidad.

-         Eso sería con “ínfulas”, la expresión adecuada. No es mi caso. Y si se percibe así, me disculpo.

(Esto nunca se produjo).

El conferenciante, Santiago Delgado, mencionó insistentemente a Elías Canetti, Premio Nobel de Literatura en 1981, quien en su obra, La lengua absuelta, viene a decir que una lengua no depende de quien la habla mal; sino de los hablantes comunes en la constante búsqueda de la norma, -que se aleja, como el horizonte-, en la adecuación a los tiempos y de la adaptación de las novedades.
Porque el principal objetivo de la Lengua es la comunicación, entenderse.
Es evidente que expresiones y palabras nuevas se introducen en el idioma todos los días, a través de diversos canales, como son los de programas televisivos, el lenguaje de los políticos y de los periodistas, por mencionar tres ejemplos. Hay más. 


Luego viene la fortuna de que se use repetidamente o de que no eche raíz, y se olvide. Aparece la intervención de la Real Academia de la Lengua que, con sus aciertos y no tanto, va estableciendo la norma.
Y, en lo que respecta a las correcciones, dijo –con acierto- que no hay que señalar con mancha a quien se equivoca en el uso de la lengua: las indicaciones, con suavidad, tratando de ganar adeptos a la causa del habla más apropiada. Se consigue más con miel que con vinagre.
Concluyó Santiago Delgado con una tabla de precisiones en el uso y significado, como el uso del verbo haber; lo de emplear un infinitivo por imperativo, la incorrecta expresión “a nivel de”, el dequeísmo, la pronunciación de la equis… [50, por espigar algo en el denso caudal de las imprecisiones y equívocos].

-         Oiga, eso de la pronunciación de la “X”…

-         Sí, se decide como “j”, en algunos lugares y palabras.

-         ¿Cómo cuáles?

-         Mexico (se pronuncia Méjico), y Texas (se emite Tejas).

-         ¡Ah! Y en Murcia, ¡ ‘pixo’…!


El acto concluyó en un animado coloquio.

1 comentario:

  1. Muy interesante el tema, y muy ameno la forma en que nos lo has contado. ¿El coloquio fue en lengua... coloquial? Disculpa el juego de palabras tonto, pero no he podido resistirme, y ya sabes que lo mejor para las tentaciones es dejarse caer en ellas.

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