martes, 10 de noviembre de 2015

Momento aprovechado (“Carpe diem!”): entre la necesidad poética y el azar adverso.

«Todo lo que existe en el universo resulta de un encuentro en el azar y la necesidad».
(Demócrito).

Un conferenciante tiene previsto y programado un recital. Una urgencia médica, ¡ay!, se lo impide. Hay que encontrar a alguien que defienda su propuesta de recital, pues la Poesía debe continuar. Es la necesidad de que se remueva el inconveniente, el acto poético se celebre y que, con habilidad y eficiencia, concluya en satisfacción.  

El profesor de la Universidad de Oviedo, Aurelio González Ovies sufrió una indisposición la semana pasada, -según noticias, supera bien el trance; nos alegramos de su recuperación-. Cerraba el ciclo “La Huella del Mundo Clásico” que, en Murcia, ofrece la Facultad de Letras y la Sociedad Española de Estudios Clásicos desde el 27 de octubre.
¿Qué hacer? (es la terrible pregunta). Suspender, no, desde luego. Y encargar a alguien que, con sólidos fundamentos, transmita lo que se espera, en la observancia del contenido y las palabras del profesor azarosamente convulsionado.
La unanimidad fue el acuerdo. El encargo se le hizo a la profesora de la Universidad de Murcia, Rosario Guarino.
Por méritos propios (conoce y educa en el Mundo Clásico) y porque es poeta. Recorrida y superada la dificultad con, entre otros, los factores de conocimiento y sensibilidad. Y ha quedado patente su competencia.

La diosa Necesidad sabe que una sola excepción la destrona, pues una única nota puede destruir un concierto; más que una nota buena, al Azar, pueda salvar una sinfonía.

El título del recital, “La juventud de un viejo tópico: El CARPE DIEM en la poesía contemporánea española”, ya es, en sí, interesante, por el itinerario poético que, en la actualidad, se mantiene y vibra desde que Horacio, poeta latino, nos dejó advertido:

Carpe diem, quam minimum credula postero

("aprovecha el día, no confíes en el mañana")

La profesora Guarino, -a quien, en confianza, en adelante podemos llamar Charo-, ha desplegado un escrupuloso respeto del contenido ofrecido por el ausente profesor Aurelio González Ovies.

Con su buen hacer y su voz cercana y sugerente, Charo ha recorrido el itinerario marcado sin licencias, en la evitación del cansancio en la atención y no más allá de lo anecdótico: ha resultado una ágil y amena exposición. Y podríamos afirmar que ha hecho suyo el recital, con la lectura de cada texto reseñado por el autor (fragmentos poéticos de más de 45 poetas españoles).

La estructura del recital parte de los autores Clásicos, como Catulo y Horacio, y con la evolución y reflejo poéticos del significado y actualidad del “Carpe diem!”.

a).- Actualidad del momento.
b).- Brevedad de la juventud y la belleza, efímeras como flores y frutos.
c).- La amenaza de la vejez y de la muerte: noche y tinieblas.
d).- La incitación y estímulo sugerentes al placer.

Es extensa la lista de autores, (Luis Alberto de Cuenca; Dionisia García, Jaime Siles, Luis A. de Villena, Felipe Benítez Reyes, Charo Guarino…), nacidos en el siglo XX (entre 1925 y 1979). Con lo que el profesor y poeta Aurelio González Ovies quiere mostrar la renovada herencia clásica: el “carpe diem!”, en su permanencia histórica y vitalidad, les ha motivado y lo han reflejado en su poesía.

Todo un excelente recital que Charo Guarino ha defendido y trasladado al auditorio: un extraordinario regalo.

De él extraigo, digamos que por azar, algunos fragmentos de poetas que están presentes en el guión del recital, (que me perdonen los muchos no citados).

“Porque todo caduca.
Porque llega la noche y apaga lo que quema…”
(Ada Salas, Cáceres 1965)

“A vivir y a gozar, que son dos días
Y uno sale nublado, mi Catulo…”
Aurora Luque, (Almería 1962)

“Sonríe, toca, goza, mira
Mientras borra la luz lo que ahora piensas”.
Jaime Siles, (Valencia 1951)

“Tan vivo está el olvido que el futuro,
Apenas nace, en el presente muere”.
Manuel Moreno Díaz (Tomelloso, 1964)

“Apurar este día
Como si fuese el último.
Quemarlo
Como el último cigarrillo que le queda al insomne”
Felipe Benítez Reyes (Cádiz, 1960)

“Ahora sé y aprendo tarde
-como siempre- el cuento. No pierdas
Ni un pétalo de la rosa en vano”.
Luis Antonio de Villena (Madrid, 1951)

“Vive la vida. Vívela en la calle
y en el silencio de tu biblioteca.
Vívela con los demás, que son las únicas
pistas que tienes para conocerte…
Vívela en madrugadas infelices
o en mañanas gloriosas…”.
Luis Alberto de Cuenca (Sevilla 1950)

“Disfruta intensamente
del instante
que la vida te ofrezca,
dadivosa (…)”
Rosario Guarino (Sabadell)

“Cuando se ofrezca a ti la Belleza,
Cuando sacuda su pelo un minuto en
El viento, cuando brille su torso espléndido,
Acéptala como el presente de un rey
magnánimo. (…)”
Luis A. de Villena (Madrid, 1951)

“Si alguna vez viví
aplazando la vida, coleccionando días
para el futuro, en vano,
se acabó”.
Javier Rodríguez Marcos (Cáceres, 1970)
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La necesidad, una vez más, se impuso al azar: responsabilidad y buen hacer. Así nos ofreció este recital la profesora y poeta Charo Guarino.

¡Enhorabuena! y muchas gracias.

2 comentarios:

  1. Qué magníficos versos has seleccionado... ¡Y eso que los has cogido al azar! Sólo por oírlos merecería la pena haber asistido a esa conferencia. Y si, además, estuvo interesante, como nos cuentas, pues mejor aún.

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  2. Muchas gracias por tu comentario. Y decirte que estuvo "interesante" es decir poco. Te reproduzco el poema de tu amigo Luis Alberto de Cuenca, en honor y homenaje a vuestra amistad:
    «Vive la vida. Vívela en la calle
    y en el silencio de tu biblioteca.
    Vívela con los demás, que son las únicas
    pistas que tienes para conocerte.
    Vive la vida en esos barrios pobres
    hechos para la droga y el desahucio
    y en los grises palacios de los ricos.
    Vive la vida con sus alegrías
    incomprensibles, con sus decepciones
    (casi siempre excesivas), con su vértigo.
    Vívela en madrugadas infelices
    o en mañana gloriosas, a caballo
    por ciudades en ruinas o por selvas
    contaminadas o por paraísos,
    sin mirar hacia atrás.
    Vive la vida».

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