viernes, 21 de abril de 2017

De la importancia de escuchar activamente la radio. Hasta se propicia la suerte.


Jonas Kaufmann, admirado tenor valorado en el mundo, protagoniza un docudrama.
      En esta ocasión doblemente agradable, tanto por la música en emisión como por el inesperado y gratificante beneficio derivado de la escucha y la participación, como resultado, asistir a un espectáculo cinematográfico.

     La radio posibilita y ofrece la prestación autónoma, distinta a la exigencia de la TV, pues se puede escuchar desde cualquier ángulo de la casa, o en la calle, y no te pierdes nada.

     En casa, el equipo musical sintoniza, decidida y establemente, “Radio Clásica”.
Música a la Carta
Silvia Pérez Arroyo
Radio Clásica (RNE)
Radiotelevisión Española

   Hace unos días, en la escucha del programa “Música a la Carta”, Silvia Pérez Arroyo, la conductora responsable, ella misma avisó de la posibilidad de asistir a la proyección de una película-docudrama, en diversas ciudades de España, —entre las que se encontraba Murcia— sobre el tenor J. Kaufmann. Y que se podía participar en un inmediato sorteo para obtener invitaciones gratuitas.
   
  Escribí un correo, con mis datos, y lo envié.
Y al día siguiente… ¡había resultado favorecido con la invitación!
Indudablemente, motivo de alegría.
      
¿Qué se hace para obtener físicamente la invitación? -pregunté sin experiencia en estas situaciones.

 Tan sólo tienes que ir al cine “Cinesa” de Murcia y en la taquilla estará a tu nombre, —con una breve y amable respuesta me lo aclaró.

  

     En Cinesa, de Nueva Condomina (Murcia), —en sala dedicada a lo musical, pantalla grande y buen sonido, que con cierta periodicidad
ofrece espectáculos cinematográficos, en película y en retransmisión directa—, se proyecta una película, de un elaborado guion, grabado con las indicaciones del propio J. Kaufmann, en la doble vertiente de lo que es la vida cotidiana y lo que supone la profesión del tenor, en el plano de trabajo y fama alcanzados.
   
     Jonas Kaufmann, a sus 48 años de edad, el tenor más deseado, voz de referencia para autoridades musicales, como el director Daniel Baremboim.
   La bisagra de enlace es el mismo Kaufmann, entre las secuencias de lugares de Italia (lo exterior) y sus actuaciones en el Teatro Carignano de Turín, (lo interior), acompañado por la Orquesta Sinfónica de la RAI. Y el tramo final de la película, lo dedica a la Scala de Milán.

       La idea nuclear del viaje como círculo continuo que crece, que los alemanes (Kaufmann lo es), desde Johann W. Goethe, (“Viaje a Italia”) tienen como referencia cultural.
Tres vectores confluyentes:

· Viaje a Italia, en la infancia, vacaciones de verano con su familia. Hijo de un comercial de seguros y de la encargada de una guardería. Todos eran melómanos, la familia tenía alguna conexión con la música clásica. La familia tenía un piano en casa.
El padre de Jonas actuaba en la línea de Goethe, que describe con minuciosidad los lugares, gentes y costumbres de los pueblos y ciudades italianas.

· Kaufmann emplea lenguaje emotivo y viste informal.
Camisa a cuadros, tejanos y deportivas. Habrá quien estime que es una informalidad impropia de una estrella de la ópera. Reconoce que, en muchos aspectos, no es un cantante al uso, resulta poco convencional, no busca la perfección, sino “la pasión”.
        El film documenta la afinidad especial de Kaufmann con el idioma italiano. Los itinerarios se hacen en un coche rojo descapotable, por los lugares de vacaciones, cuando niño y adolescente, tiempo en que se despertó su amor por Italia. Sin nublar la mirada ante las crudas realidades socioeconómicas de Italia, no tan felices y poéticas…
· Entre los momentos del viaje, tanto los grabados por el padre en sus días de vacaciones, como los del propio Jonas en su paseo en coche, intercala sus interpretaciones de canción en italiano: tradición, modernidad y clasicismo. Muestra su pasión por la canción italiana popular, sin complejos: los éxitos de Enrico Caruso, Lucio Dalla, Domenico Modugno, (“Volare”), entre otros clásicos. Incluye Torna a Surriento, Cor'ngrato, Mattinata, Parla più piano, Caruso y Il canto.
 · Final de arias de Ópera, “Una noche con Puccini” recital en la Scala de Milán.
Su voz, una voz variable, capaz de interpretar piezas operísticas: antes, cercana a lo lírico; ahora, más grave y próxima a la tesitura de un barítono. Resultado del maestro que le enseñó a cantar con su registro natural, “casi como si hablara”.
Arias del compositor italiano extraídas de óperas como Tosca, La ­bohème, Madama Butterfly, Manon Lescaut o Turandot. Homenaje a Puccini y demostrar que fue uno de los grandes. Kaufmann se opone a que la ópera sea un arte para unos pocos. “Es una idea equivocada, pero sé que existe”. Considera una causa justa la de promover el conocimiento del canto lírico, una ópera abierta a todos los públicos. Congrega a multitudes en sus conciertos al aire libre, “Cada vez que doy un concierto me critican, pero la gente acude. Así es como se gana esta partida”.
La vacante de Plácido Domingo la ha ocupado Jonas Kaufmann, guaperas, encantador, quien también destaca por su capacidad de actuación sobre el escenario.
La ópera necesita adaptarse a los tiempos”. El cantante de ópera debe resultar convincente como actor, porque al público no se le puede contentar simplemente con una buena voz. También es admirado por su fuerza dramática, en la que se reconoce la influencia escénica de Giorgio Strehler, su admirado director de teatro italiano, en su innovación de óperas de Mozart, Verdi y otros.
      Kaufmann posee una potente seducción para el mundo de la ópera, en la cima de la escena internacional.
Su agenda está completa más allá de 2020.


     El éxito pasajero es uno de los temores del solista germano. Por eso se esfuerza en huir de la etiqueta de tenor de moda. Consciente de lo que son sus límites: la sombra de Verdi y Wagner.

Me gustó la experiencia y la película.
Lo pasé bien.
Muy recomendable.

 



1 comentario:

  1. ¡ De los pocos "palos" que te faltaban por tocar - que yo recuerde - amigo Juan: el cine. En esta ocasión unida a otra de tus pasiones: la música. Y de fondo, el teatro, la escenografía, la interpretación, el atrezzo, imprescindibles para una buena opera. Todo ello, cohesionado, como siempre, con tu particular sensibilidad para contárnoslo. ¡Juan Soriano en estado puro, sí señor!

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