lunes, 24 de abril de 2017

Ha sido 23 de abril y el LIBRO es protagonista, permanente.


Lectura del Quijote en Ceutí


       Aseguran los ceutienses de generaciones anteriores y también de la mía, que se es de Ceutí aunque no se viva ahí. Es como si haber nacido en esta villa imprimiera carácter, como si de sacramento se tratara.

Seguramente, los nacidos y habitantes en distintos puntos de la geografía mundial dirán lo mismo  de su 'patria chica'. Bueno, que lo digan; pero, ¡ah!, se pierden ser de Ceutí.
     Por ser 23 de abril, día en que las letras y los libros son objeto de adoración. En miles de lugares se produce un tumulto civilizado, (en Cataluña, la diada de Sant Jordi, libros y rosas).
      Pareciera que, de pronto, como por ensalmo súbito y sorprendente, el vigésimo tercero día de abril se cae en la cuenta de que existe el libro, la lectura y tiempo de repentina adoración. No es exagerado. Menos mal que quienes prueban a leer, y quienes ya son habituales, con ella aprenden, se divierten y son mejores personas.


¿Y qué pasará cuando ya sea 24 de abril y todos los siguientes días hasta que el año próximo llegue otra vez abril?

El caso es que se celebran eventos múltiples para honrar a Miguel de Cervantes y a W. Shakespeare en sus aniversarios, y se simboliza en el LIBRO, icono de la lectura y el saber.



   En Ceutí, (Murcia), se ha celebrado el acto de lectura en torno al Quijote en el Museo de las “Siete Chimeneas”.

 Este es el legitimado marco de los «escenarios fingidos»

   Otros años se había ubicado en el Centro de Arte Contemporáneo “La Conservera”, pero pasó a ser propiedad de la Comunidad Autónoma y ¡ay!... —por cierto, ¡qué ‘creatividad’ tuvieron los que decidieron el nombre!, (antes se llamaba “Ceutimagina”).

El Museo “Siete Chimeneas” (de la “Conserva Vegetal y las Costumbres”) toma su nombre de las 7 chimeneas de fábricas de conservas que aún permanecen en Ceutí. Aquí se muestra la historia en sus objetos cotidianos: el trabajo de la conserva, las labores agrícolas.
      El emblemático museo, un año más, acoge esta ocasión tan literaria y especial.

     A lo que vamos: paredes blancas y suelo cubierto de piezas de terrazo antiguo pero no anticuado; cualquiera diría que lo que hasta no hace mucho era una casa particular, hoy es un lugar público que acoge tanto su exposición permanente como actos culturales diversos.
       En la busca de lo más idóneo, sin tener prisa, en el municipio se vive con emoción e ilusión este acto, que su impulsora, la bibliotecaria, Carmen Jara, promueve como un acto de encuentro y convivencia: placer y respeto con la lectura.
      Nos referimos a la bibliotecaria como una persona de simpatía natural y buen hacer, que te llama para que participes y leas en voz alta, compartiéndolo con muchas personas más, en la Fiesta del Libro.

      La habilidad de Carmen y su resultado de llevar/traer asistencia al acto creo que reside en, por una parte, la seria sinceridad de hablar claro, pues sabe lo que quiere, y con capacidad de convicción e influencia, sin ruego inmoderado ni tipo alguno de aprieto. Si se le dice que no, ella no se enfada, pero ¡ah!, ya te ha inoculado el estímulo y negarse es como si se produjera un desasosegado hueco interior… Por eso, sin compromiso pero con decisión, le decimos: “¡!”, a participar en actos que mantienen vivo el reconocimiento al legado de Cervantes, tan vinculado al libro. De hecho, los personajes que habitan las novelas perviven más allá de su individualidad, trascienden convirtiéndose en símbolos.


     Carmen Jara no contempla tiempo de parar, pero se le nota feliz, porque ha estado haciendo lo que le gusta y enganchado unos trabajos con otros, para que todo salga bien. La organización de esta lectura de los pasajes del Quijote, a poco que se piense, se descubre que está programada al centímetro y al minuto. Y, obviamente, la consecuencia es el éxito.
    Es imposible borrarle la sonrisa a esta eficiente mujer bibliotecaria; que siempre la muestra como carta de presentación a quien se dirige a ella.



Leer no puede quedar como privilegio de eruditos, sino lectura de todos, de hombres y de mujeres comunes que no renuncian a la excelencia. “Sacar la miel del gustoso provecho y la cera para la luz”, diría Baltasar Gracián.



         Y los 'motivos' de los galeotes
        Todo ello cuidadosamente envuelto en la prosa del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha que, al releer su obra, se siente que se redescubre nuestro idioma.


    Llegado mi turno, a las ocho, como así estaba previsto, ha sido motivo de lanzar al aire las palabras del capítulo XXII del Quijote.
   Un texto en el que se muestra la sensibilidad de Cervantes (a través del Quijote) ante la libertad y su pérdida. Y concluirá el capítulo con resultados adversos, como es habitual, para el caballero de la Triste Figura y su escudero y criado, Sancho Panza.

 
    

            Continuando así, con el siguiente capítulo completo, ha transcurrido el tiempo y se llegó a parar, como provisional fin.
      Pues nuestra anfitriona, Carmen Jara, no nos deja marchar sin que, por una parte, comentemos qué nos ha parecido y, por otra, compartir un buen vino de Jumilla con diversas y sencillas viandas.


     La conversación fluye.

     He saludado a mujeres y hombres (los niños, que había bastantes, no los conozca ya, debido al tiempo de ausencia), conocidos, de siempre: Gertrudis Bolarín, Isabel Escámez, Enrique Martínez, Valentín, el siempre y no solo musicalmente culto Gregorio Martínez, Diego Martí… y tantos otros que no nombro, que son muchos… y allí estaban


      Me ha parecido bien la idea de lectura y el marco ambiental, y cómo se ha plasmado. Y volveré —a Ceutí siempre se vuelve—, si se me propone la participación en estos y otros actos culturales.


       Me he sentido agradablemente. Y me lo he pasado bien.


Como quien, de verdad, está en casa, vaya.

2 comentarios:

  1. Siempre es de agradecer que los amigos y conocidos acudan a una llamada para lo que necesites. En este caso era para leer El Quijote y como en otras ocasiones, respondiste a mi llamada a pesar de tener que desplazarte desde otra localidad. Además de mi agradecimiento por ello, quiero sumar el agradecimiento por este testimonio tan entrañable que has escrito en tu blog.
    Como comentamos después de acabar la lectura y mientras saboreabamos un excelente vino, quedamos emplazados para sucesivas actividades.
    Gracias, Juan

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  2. El "savoir faire" de Carmen, que ya conocía desde hace décadas, se ha hecho patente, una vez más, con la magnífica idea de esa lectura pública, y la no menos magnífica de invitarte para que tu voz -y qué voz...- dé vida a las atemporales palabras de Cervantes.
    Mi enhorabuena a los dos por ese día, que no solo lo fue del Libro, sino también de la Lengua Española, y por conseguir, cada uno a su manera y en el ejercicio de sus atribuciones, que todo saliera tan bien como lo cuentas.
    Afortunado sea el pueblo que os vio nacer. Con razón los de Ceutí os sentís, siempre, tan de allí...

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