miércoles, 12 de abril de 2017

Y SALZILLO camina por su ciudad. Presentación en EXPOLIBRO

       SALZILLO: VIDA QUE TRASCIENDE EL RELATO.

      …En ’Expolibro’, tu librería y la mía, a eso del atardecer, se ha abierto un libro. Y, bien, muchos libros se abren cada día… ¿qué tiene este texto de diferente? Pues que, planteado a través del compromiso del autor, de sus páginas emana toda una vida, la del célebre murciano universal, conocido extensa y públicamente como escultor Francisco Salzillo.
       Con el concurso de ilustres y notables comentaristas, hace unos días, fue presentado el libro en la iglesia privativa de Jesús, (donde, bien sabemos, sus habitantes son las esculturas surgidas del pensamiento y manos del imaginero a que nos referimos, distinguidos popularmente como los “salzillos”).
       En días siguientes se han publicado favorables reseñas, críticas y comentarios en la prensa.
     Y ayer, fue presentada y expuesta la obra en la céntrica librería citada.
Con todo ello, se puede considerar que se ha abierto una vía de conocimiento vivencial y de disfrute lector. Un texto que nos sitúa con y junto al autor, Santiago Delgado, desde la perspectiva del discurso interior, en un momento de la vida avanzada de Paco Salzillo. A través de una reflexión novelada, se recorre la senda biográfica, acertada y convenientemente documentada, el escritor nos pasea por la vida del artista de genio creador que fue y sigue siendo: Francisco Salzillo y Alcaraz.
No vamos aquí a recoger y duplicar los comentarios.
       
       Solo será señalar, fotografía/texto, la muy buena experiencia de la lectura dramatizada de un fragmento del libro, donde se produce un verosímil diálogo, en un instante familiar y complejo, entre los hermanos Salzillo: Magdalena, Teresa, Inés, Patricio y Paco, con su esposa, Juana; que hablan de los temores comunes a todos los humanos.
         
      En una estimación de que el autor tiende puentes entre lo común en las familias, aparentemente trivial, y los sentimientos e ideas más elaborados, proporciona una exploración culta por lo ordinario, con un brillo poético que trasciende al fragmento, en la mezcla de discursos provenientes de diversos puntos de vista, con que se conduce por profundos derroteros hasta vincular vida, conocimiento y literatura con la propia experiencia humana.
    
  Interesa este texto porque cada parte en ilación adquiere densidad por sí misma. Situado en momentos históricos, el de Salzillo y el actual, en los que el fragmento es esencial. La literatura, con fundamento en lo histórico, es un campo metafórico donde crece lo real.
     El autor ha desplegado la ardua labor de hacer que parezca real lo que es, por definición, imposible de reproducir. El oficio de escribir consiste, en buena medida, en conferir entidad a los asuntos domésticos y consuetudinarios.
      
      Santiago Delgado resuelve con acierto la búsqueda de esas pocas cosas esenciales que alejan de abismos, para dar textura a la complejidad con la placidez, de lo sencillo que jamás es tal.

Santiago Delgado se ha enfrentado al siempre complejo asunto de vida e historia, en que es fácil resbalar, y nos ha entregado un libro sabio y reconfortante como un trago de agua fresca en la cálida primavera murciana envuelta en azahar.




El grupo de Teatro Leído “Canna brevis”, de APROMUBAN, ha recreado las escenas:



MAGDALENA.- Y, sí, estoy decidida, ya lo sabes, Teresa.
TERESA.- Mujer, piénsalo dos veces.
MAGDALENA.- Está pensado. Y no me voy por nada. Me voy por encontrar mi vida.
TERESA.- Tu vida está aquí, con todos, Magdalena.
MAGDALENA.- Tu vida, sí, Teresa. La mía no. La mía aquí ya se ha acabado. Qué se le va a hacer…


(…)
MAGDALENA.- La gente se enfada porque no entiende lo que pasa, sobre todo si le pasa a los demás.
INÉS.- ¿Vamos a jugar a las adivinanzas?
MAGDALENA.- No, si no quieres…
INÉS.- Desde luego, enigmática sí estas… Y Teresa quiere siempre las cosas claras.
MAGDALENA.- Claridad, claridad… ¿por qué no eres igual para los demás?
INÉS.- Bueno, ¿me vas a contar lo que pasa o no…?

(…)
INÉS.- ¿Lo sabe Juana?
MAGDALENA.- Claro que no.
INÉS.- Le va a sentar mal, creerá que es por ella. Todo el mundo lo va a creer. Y si no lo ves así, estás, como te he dicho, loca.
MAGDALENA.- Me decepcionas, Inés. Tú que eres artista, y estás en otro mundo con tus yesos y tus lienzos para cubrir los cuerpos falsos de las tallas de Paco, tus dibujos preciosos, tus cardinas, tus lises, tus diseños, para los que te dio Paco libertad, deberías entender lo que yo quiero: la libertad. Nada más que eso.
INÉS.- La libertad, ¿para qué, Magdalena?
(…)
PACO.- Juana, no vayas a enfadarte con ellas, que siga habiendo la tranquilidad que había en esta casa antes…
JUANA.- Paco, ese antes, cuando estaba tu madre era distinto. Ahora no hay una madre, hay una cuñada. Es distinto.
PACO.- Bueno, tú sabrás, pero recuerda que mis hermanos fueron como mis hijos durante mucho tiempo… Buenas noches.
JUANA.- Buenas noches, Paco.
(…)



JUANA.- ¿Soy yo la causa, Inés? ¿Está enfadada conmigo porque soy como el ama de casa ahora?
INÉS.- ¡Ah… no! No es eso… es que… se quiere ir.


(…)




TERESA.- ¿Lo sabe ya Juana?
INÉS.- Se lo he dicho yo, pero lo sospechaba. Es muy lista esa mujer. Oye detrás de las paredes.
TERESA.- No seas así…

(…)



PATRICIO.- ¿Sabes ya lo de Magdalena, Paco?
PACO.- Algo me ha dicho Juana.
PATRICIO.- Pues debías de hablar con Teresa, es la mayor, y la que gobierna a las hermanas.
PACO.- Siempre la jerarquía, ¿eh?
PATRICIO.- Ella espera que lo hagas. La paz es hija de los respetos debidos.

(…)

TERESA.- Ay, Paco, y por qué no íbamos a estar todos.
PACO.- No sé… igual se casa Inés o… se va alguien…
TERESA.- Toma estos corchos para la montañas… ¿Y quién se va a ir, Paco?
PACO.- Tere, no te hagas la ignorante. Aquí hasta las paredes saben lo que se habla.
TERESA.- Sí, es verdad, Magdalena tiene pensado irse…


(…)


PACO.- El sol de la libertad…
MAGDALENA.- Siento que tengo un poco de papá, que se fue de Capua primero, y de Nápoles después, bien lejos de los suyos y de su tierra.
PACO.- Ah… es eso… Pero tú eres mujer, Magdalena.
MAGDALENA.- Ya lo sé, pero tengo el espíritu de Nicola. Quiero mi vida. No quiero la libertad que me pudiera dar un casorio arreglado, muy posible, lo sabes. Eso no sería mi libertad. Sería, en el mejor de los casos, una jaula de oro. Otra jaula de oro, además por ver aún…

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Gracias, Santiago, por este viaje al pasado, trescientos años hace.
Gracias Ángela, Loreto, Charo, Sonia y Pepa, por el privilegio de haber compartido la dramatización del texto.

2 comentarios:

  1. Orgullosa de haber participado en la dramatización, y agradecida a los chicos de Canna Brevis, a ti, Juan, por esta y tantas crónicas, siempre estupendas, y a Santiago por haber concebido y escrito tan hermoso texto, tan bien documentado y tan entrañablemente cercano en su humanidad. Salzillo también estaría orgulloso, y que lo mereciera no es menoscabo del logro de Santiago Delgado con esta novela, cuyos beneficios íntegros tienen como destinatario al Museo Salzillo de Murcia por deseo expreso del autor, gesto que le honra.

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  2. No puedo sino suscribir lo que ha escrito mi predecesora, y también afortunada partícipe en ese lectura teatralizada, y en tantas otras, y tan citada por ello en estas crónicas: Salzillo habría disfrutado oyéndoos, sin duda. Como tú, juan, nos haces disfrutar a los que te leemos después. Una vez más, la magia de la palabra surgió, primero, de la chistera de Santiago y después, sin duda alguna, de la tuya. Gracias a los dos.

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