jueves, 22 de diciembre de 2016

Concierto de Navidad en el museo “Ramón Gaya”. Solsticio de Invierno, (6)



       Primer día de Invierno, 21 de diciembre: ya estamos en el solsticio.
        La vida cultural en Murcia es densa y variada.(Me ha costado decidir entre asistir al homenaje a Blas de Otero en la Universidad o venir al Gaya, ya que coincidían en día y hora). Finalmente me he decantado por la fidelidad de tantos años en el concierto navideño en el museo.



Concierto entre cuadros de Pedro Serna y Ramón Gaya.

      Siempre es un gozo escuchar música entre pintura y, aún más, en este espacio familiar y recogido del museo de la plaza de santa Catalina, en Murcia. 

     
Y es Navidad en el museo “Ramón Gaya”, porque se ha celebrado el concierto musical que, como las golondrinas de Bécquer, vuelve cada año y celebra la energía de este momento y época.




     Lo prepara el Cuarteto ‘Almus’ y ya son 19 años haciéndolo, en el museo: en el Gaya, comienzo oficial de la Navidad. 

     
  La excelente idea-propuesta de concierto de Navidad se acogió y ha enraizado en el museo como seña de identidad y referencia. Cuarteto ‘Almus’ es un conjunto de cámara muy activo. Guarda un espacio/tiempo para esta singular cita anual.
        Se sientan en semicírculo, para comunicarse entre ellos con un gesto sencillo o una mirada que responde a una pauta silenciosa y ordenada.

      Vigoroso comienzo con el allegro de Mozart, protagonista de la apertura del acto musical, que continúa con el sosiego del andante, donde llora la viola que tañe Octavio de Juan
       Y cierra este inicio de la muestra musical con el genuino Mozart en molto allegro.
Las obras de Mozart, de estilo inconfundible, son tremendamente renovadoras, experimentales e incluso radicales en su propuesta. Equilibrado, con su sonoridad tan característica, con sustancia vital, como siempre. La música nace del silencio y a él vuelve. Es fundamental ofrecer al público cómo Mozart juega con los silencios.
       El cuarteto de cuerda es antesala para realizar las propuestas más radicales. Esto hace el trabajo del intérprete muy intenso, que nos ha ofrecido ‘Almus’. La motivación del intérprete es imprescindible para crear la comunicación con el público en cualquier tipo de repertorio.



La vuelta de ‘Almus’ en instrumentación se produce con otro destacado compositor Tchaikosky, con su estilo de alma en inquieto sosiego, se ha mostrado en una emotiva interpretación, trascendiendo la técnica donde, sumamente difícil, violines y viola diferenciados y acompañados marcadamente en el pizzicato del violonchelo para llegar al solo de Manuel de Juan acompañado por la cuerda pulsada del chelo: música para el deleite y el sentimiento, sublime. Tchaikosky, músico de predisposición a la confesión íntima, ha brillado en la interpretación experta del cuarteto de cuerdas. El andante cantábile tiene una melodía que se ofrece en toda su hermosa desnudez, un movimiento encantador por su simplicidad y clara armonización.  

(Al público le ha entusiasmado).

El trabajo de los miembros del cuarteto lo conocemos sobradamente, por lo que la sorpresa grata de esta edición del concierto ha sido la presencia y actuación de la soprano Pepi Lloret, joven de educada voz, brillante presente y prometedor futuro, que ha interpretado todas las canciones y villancicos, que están recogidos en el programa.

       




     Las del maestro Rodrigo, las de Falla (Nana y ‘El paño moruno’), las canciones populares de García Lorca, así como todo lo cantado hasta concluir con “Blanca Navidad” que se ha entregado como propina, han sido interpretadas por Pepi Lloret, con un excelente fraseo y muy bien coordinada con la instrumentación.



         Ha sido un buen concierto. Lo he disfrutado y lo he pasado muy bien.

2 comentarios:

  1. Preciosa, Juan, esta publicación expresando la vivencia del concierto :-)

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  2. En esta ocasión, acompañas a tus palabras y a las imágenes nada menos que con el sonido y el movimiento de esos temas musicales. Una vez más, Juan, nos has transportado allí sin movernos de nuestro asiento. A ese sitio, el Gaya, tan impregnado de cultura en todas sus manifestaciones. Cómo no ibas a decidirte a ir allí, si a ti te sucede lo mismo...

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