Declina en Murcia la calurosa tarde de mayo. Aún en la extendida
luz de la calle, acudo al museo “Ramón Gaya” porque tienen en programa para hoy
un acto musical, un Concierto donde el protagonista es el clarinete; sobre
todo, sus intérpretes.

Accedo al salón, que desde hace días acoge la exposición de Luis Marsans, pintor catalán contemporáneo, —fallecido hace poco más de un año—.
Resulta grato observar que algunas de sus pinturas tienen
que ver con la música, y con otras cosas también. Cuadros en los que se produce
diálogo entre color, notas, transparencias y claroscuros; y que se percibe aquí
en relación simultánea entre dos de las bellas artes: Pintura y Música.
Coinciden exposición y concierto; el arte está hecho de coincidencias.
El piano para el concierto, aguarda, flanqueado por dos
acuarelas de estudio sobre piano. La ambientación es un diálogo que inevitablemente se produce entre Pintura y Música. Y el piano, instrumento que de siempre, es
sugerente pues contiene recónditos y actuales mensajes que esperan ser
obtenidos de sus teclas, da mucho de sí.

En la silla de al
lado descansan dos partituras de las que van a ser interpretadas enseguida. Se
lo indico al pianista que ahí están los textos musicales, solo toma uno. (También Stefanos dispone de una enorme tablet -o e.book- que contiene alguna de las partituras del concierto en formato digital).
Me ha resultado emocionante, en la audición, tener de compañera de asiento a una partitura de Brahms.
Me ha resultado emocionante, en la audición, tener de compañera de asiento a una partitura de Brahms.
Dejamos los cuadros de la exposición, aunque son compañía
distinguida, para una ocasión singular, pues hoy los protagonistas son los
intérpretes del clarinete que tocan sobre Música de compositores genialmente especiales.
Este concierto de referencia marca el final, la clausura de
un Seminario de clarinetistas, donde piano y clarinetes comparten espacio y
público.
Sin preámbulos, comienza el encuentro y suena la música de
Mozart compartida por el pianista Stefanos Spanopoulos y la clarinetista
Cristina Mateo, que inundan con el Allegro del mozartiano concierto en LA Mayor. Ejecución entregada en el ágil camino de las notas del maestro de Salzburgo, en complicidad interpretativa con el piano, pero con la personalidad singular de Cristina.

En el devenir del acto, la continuidad es para el profesor
Jonatan Rives, con dos secciones del concierto núm. 2 de C. M. von Weber. Rives,
una vez más, muestra inspiración y oficio, internándose profundamente en la
obra de su responsabilidad.
Su inmersión absorta en la traslación de la primera pieza al
público ha producido una anécdota: tras el Allegro, se retiran ambos, pianista
y clarinetista…. para regresar inmediatamente, pues les aguardaban las notas de
la Romanza andante.
Sigue en la relación el clarinete de Jordi Pons, para ofrecer la Première Rhapsodie de Debussy.
La calidad del concierto va consolidándose, como si Jordi se hubiera subido a
la escalera de sus antecesores y diera a probar una copa de excelente vino
musical
El momento mágico lo aporta Carlos G. Duarte con el “Abîme des oiseaux” (‘El abismo de los
pájaros’) para clarinete solo.
Carlos, con su excelente interpretación, crea un ambiente
natural donde acuden las sonoridades de las avecillas y las esparce por la sala
como quien delicadamente sugiere la seda de las voces. Supo conjurar el peligro
del solo con la transmisión de explicativo interés musical.
Su obra asignada es el Concierto de Clarinete, del americano
A. Copland, Introducción y cadencia,
en la, además, puso apasionada devoción en los en sonidos consonánticos, que
despertó el entusiasmo del público.
Y hasta ahí.
No hubo bis, un epílogo, —que se habría agradecido—. Se
entiende y se justifica: ¿a quién se le iba a encomendar esa distinguida responsabilidad?
No convendría.
Quizá… una especie de concertante, (pieza musical que
combina varios instrumentos que se armonizan en forma de sinfonía). Aunque hay
que entender que discurrió todo el acto como dúo concertante de clarinete y
piano.
Entre el público, como activo espectador y protagonista —porque
en todo lo que hay que oír y que ver en el universo del clarinete allí está él—,
Manuel Rives
Beneite, muy cercano participante, estrecho colaborador en el
Seminario y hermano de Jonatan. Su mirada no es la de un sencillo concurrente
sino la de un responsable que ha de derramar cálida proximidad y que se vuelca
en estos y otros eventos musicales con el clarinete como protagonista.
Me gustó el concierto, mucho.
Y manifiesto que esta es una de las ocasiones en que uno valora
y quisiera poseer oído absoluto para la música, y así gozar de la identificación de cada nota por la sonoridad que se
percibe.
Quien escucha esta música tan trabajada, con un poco de
atención, quisiera sentir un profundo afecto por la
música como amparo y sustento frente a las adversidades de la vida. Porque en este concierto y ante
intérpretes sobresalientes se necesita oído absoluto
para que no se diluya lo auténtico.
Ha resultado ser, entre otros
aspectos memorables, un juego estilístico de textos que enriquecen la
complejidad del discurso contado por los sucesivos intérpretes
que se ha convertido, también en un encuentro de personas que hacen música, se
divierten, lo transmiten y comparten
Que vuestro futuro musical se abra progresivamente, como se
manifestado en lo prometedor que este acto ha sido.
Ficha
técnica
Concierto
VI International Clarinete Seminar,
por Jehuda Gilad y
Stefanos Spanopoulos
Gracias, Juan, por asistir al concierto y por compartir tus impresiones con todos nosotros. Un placer leer tu blog siempre. Manuel Rives
ResponderEliminarYa tienes un "oído absoluto", Juan. Porque sabes captar -y describir -el detalle, el matiz, la inflexión. Un "oído" que se amplía a todos los demás sentidos para mostrarnos, a través de tus ojos y de tus sentidos, la magia de las palabras, la delicadeza de una pincelada, la tersura de un sonido, el brillo de un cristal, la emoción de una anécdota callejera. Cualquier manifestación artística y humana que se ponga ante tus ojos es captada por tu "oído". Y de qué forma. ¿Aun quieres tener más?
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