jueves, 5 de mayo de 2016

GOZO Y PASIÓN ANTE LA CREATIVIDAD NACIENTE

     
      Recreación del momento: encontrarse entre relatos, un resuelto estreno, un acto inaugural y floreciente.
        Hablamos de textos producidos por una niña de 5 años.

      Los compuso conforme le brotaban. Sintió el impulso, tomó papel y, en un esfuerzo placentero, escribió de un tirón hasta que se le acabó el espacio.

        Preguntada por su gusto en contar historias aclara, que cuando se le ocurre un cuento, tiene que escribirlo, ponerlo en el papel. Y que, de vez en cuando, lo hace en un momento de clase, mientras aguarda a que los demás concluyan los ejercicios escolares.

Los pongo aquí, reproducidos tal cual.
                                       

        «abia una niña que tenía el pelo azul, y todo. LE llamaban pelo azul y entonces la niña estaba triste y se encontró a un niño del barrio que era bueno y queria sabe el nonbre y abia un castillo y en el castillo abía un rei y una reina y una princesa que se quera casar con un niño y abia un buen ogro que quería ver. LA voda y los ogros como no podian volar la ada cogio los polbo y se lo diero comeron perdice. fin»

            Hay otro escrito que no concluye porque, al parecer, su organización mental se autolimita en las dimensiones del papel. Lo cierto es que el germen está ahí. 

«hola. Me llamo BÁRBARA
el biaje a japon
abia un japonés dijo coni chigua y estaba comiendo aroz y susi se encontró un… gato».

       

  No se trata de un descubrimiento genial. Ni se pretende.
        En todo caso, la mención de chispa, quizá agudeza, reside en que, con los pocos años que tiene, acoge la influencia y ha intuido una técnica de relatar que aplica con cierto orden.

     Lo que es de destacar, lo verdaderamente importante es que se produce la realidad de la comunicación: una que escribe y dice; otros que leen y entienden.
      La niña acepta e imita la estructura básica de los cuentos que ha escuchado: situación de personajes y lugares, linealidad de una historia unitaria.
         Y, también, intuitivamente, ha orientado su precisión de contar historias, en su lógica concisión, haciéndolas reconocibles en los ámbitos familiar y escolar, (de momento).

       No vengo a hablar de una escritora en ciernes, ni a presumir por ello, —aunque no hay que descartar que el talento se haga presente, y que su interés personal, cuando corresponda, encuentre historias interesantes que contar a un segmento numeroso de lectores—. No es lo que ahora interesa, sino que se trata de destacar un hecho que va más allá de la anécdota y que debiera ser común y extendido.

 Sencilla e significativamente:

1.- Se evidencia la labor de padres y maestras, en la dedicación e impulso por la lectura y la escritura. El escritor rara vez se hace solo: en buena parte, el escritor, la escritora lo es porque vive la escritura y porque ve escribir.

2.- Básico detalle: a la niña le gustan las historias y tiende a contar. Y ha sentido el eco de su trabajo en sus, hoy, limitados lectores. Eso afianza.

3.- Se trata del estímulo a la creatividad y el aliciente de la escritura como placer, comunicación y relato. Sin forzar la ‘corrección’ ortográfica y las frases gramaticalmente construidas. Decir y comunicar es lo primero; lo demás vendrá después, sin más problema.

            Causa ilusión leer estos textos producidos en la ineludible ingenuidad que se manifiesta en la infancia. La expresión se hace vida. Y emociona que utilice su propia vida como materia literaria.


Se configuran los temas presentes a esa edad: la familia, la actitud ética, (lo bueno y lo malo), los espacios geográficos, —el marco espacial está muy presente—, el amor.

    En definitiva, el aprendizaje humano. Ojalá que le surjan espacios, —la ficción lleva a otros mundos—, personas que continúen y contribuyan a su desarrollo personal y literario, con relatos que conjuguen observación e imaginación, en los que la vida esté presente y viva en lo que escribe.
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         Y a todo esto: estoy hablando de mi nieta Bárbara, con pasión y orgullo, en una inalcanzable objetividad.
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                    Nota.- Mi otra nieta,  Valeria, también escribe. Y tiene características también resaltables. No mezclaré. Merece capítulo aparte. Y lo tendrá.
           

4 comentarios:

  1. Precioso, Juan. Qué hermosa y "objetiva" tu observación del despertar al acto creativo de una niña, qué emotivo.

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  2. Felicidades, abuelo. Bárbara tiene a quien parecerle,le pese a quien le pese.
    Guarda todo lo que escriba, dibujos cómic... Será el mejor regalo que le guardarás

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  3. Muy bonito.Enhorauena por esas nietas,nieta tan creativa.Disfrútala. Besos

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  4. Me adhiero a todo lo que han escrito mis predecesores, pero añado una mención especial a la letra de la niña, redondita, tierna, como sus mejillas. Una delicia todo, el fondo y la forma. Y, por supuesto, la promesa de lo que, seguro, vendrá después.

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