El
viaje ideal siempre queda por hacer.
De
este que se ha hablado aquí es un viaje real. Mientras se camina y descubre, el
viaje tiene su retazo de sueño.
Viajar
es igualmente un placer cuando se hace desde las palabras de un escrito o por
la imagen sugerente de una fotografía.
Cualquier situación es
importante y notable, tiene su pequeño o grande interés, hasta su encanto,
según quien la admita en su memoria y en su ánimo.
...Y llegó el final del viaje
a Galicia.
Compartida la visión de lugares,
ciudades y anécdotas: ¡tanto por contar!
Vigo, Cambados, Baiona, Valença
do Minho –Portugal-, Pontevedra, La Coruña, O Grove, La Toja, Combarro,
Santiago de Compostela…
Había que decirlo. Conociendo
los lugares y su historia se entiende el presente. Y con estos escritos –creo- se
ayuda a la memoria y al placer de haberlos vivido.
En el conjunto hay una
voluntad explícita de que el viaje signifique un buen momento en la vida. Lo
que se ha visto, paseado y coincidido no supone ninguna disciplina, pues ha
sido y es una realidad de intercambio.
Los lectores son
los que estiman el resultado y, entre todos, el intento de dar continuidad a la
pequeña historia de lo que han mostrado las ciudades visitadas.
[Dicho esto, solo
unas fotos y pocas líneas para ilustrar mínimamente el contenido de lo que se
ha visto y de lo mucho que queda por ver. Y por volver].
Ver y enseñar la
ciudad; geografía y espacio urbano turístico.
Con Xabier de
guía, implicado, incansable, informado, amable y de un excelente humor.
En un intento de
comprensión de la complejidad, aportando una visión si no distinta, sí
desacostumbrada. Viajamos, y pocas veces nos lo cuentan a continuación.
Al acabamiento solo
es, sencillamente, un peldaño más en el conocimiento. Es la conciencia de la
persona moderna: la modernidad es viaje.
La lectura de
“La Odisea”, en donde Ulises (Odiseo) es el viajero por excelencia, sería
recomendable como base. Pero, cuidado, es una obra complicada, difícil y
extensa. Y podría tener el efecto contrario: que os alejara de la lectura. Y en
absoluto se desea eso.
Lo que aquí se
dice son dos características –entre otras- de todo viaje que así se llame: una,
la de viajar y no querer volver; (¡qué placer viajar! La lástima es que cuesta
dinero). Y la otra es que, al inevitable regreso, todos nos piden. “¡Cuenta, cuenta…!”
Y contamos. Volvemos a vivir.
Porque a toda
persona se le despierta el interés por las historias relatadas por quienes lo
han vivido, pie en tierra, y si lo hacemos en una atmósfera que apasiona y acerca
por igual a quien escucha.
Las ciudades
visitadas, lo hemos comprobado, se han lanzado a recuperar su espacio público y
hacerlo resistente ante cualquier circunstancia social, económica y, sobre
todo, ambiental.
Fantástica oportunidad
aprovechada, en la que ha acompañado la luz, sin la lluvia que ha quebrado su
costumbre de caer.
Objetos
e imágenes en el escenario urbano.
Son esencialmente los
elementos que el cuerpo y la naturaleza dedica al movimiento y para esbozar el
espíritu de la época en la ciudad. La cultura, no podemos negarlo, también es
un negocio.
Los cruceiros, presentes en
toda la geografía.
Suelo de ondulaciones en
espejismo, en La Toja.
La iglesia de La Toja:
fachada de conchas marinas.
Mareas que
crecen y se retiran, como si de latidos de un inmenso corazón se tratara este
movimiento de agua, a la vez que, cuando viene y se va, recuerda el estar/no
estar de los humanos.
El Cristo del Buen Viaje, -en
Pontevedra-, sacado a la calle por si los marinos en su ida o al regreso
encontraban la iglesia cerrada.
Los hórreos, función de
almacén y secreto.
La interesante y destacada
heroína popular María Pita, contra los ingleses.
Llegando a Santiago de
Compostela, iglesia de san Francisco.
El apóstol Santiago, patrón.
Botafumeiro, símbolo bien
conocido y popular de la catedral de Santiago de Compostela.
Preparado para esparcir su
humo.
Y los encargados de moverlo,
para purificación.
La catedral de Santiago
permitía a los peregrinos dormir en el interior, lo que provocaba un olor
desagradable. Por eso era conveniente tener un incensario tan grande.

He traído palabras porque
tienen poder creativo: ordena las cosas, da presencia y movimiento, ojalá con música, frágil lenguaje que
reproduce el fondo de lo real.

La más literaria de tus crónicas, Juan, un delicioso ensayo más bien sobre la esencia del viaje; la mejor culminación posible a esas visiones y semblanas con las que has querido compartir tus impresiones sobre esa hermosa parte de España, y una esquinita de Portugal. Todo cuajado de esas "soledades humanizadas", como defines tan ingeniosamente a las metáforas en las que, latido a latido, nos has hecho sentir, en la distancia, el corazón de Galicia.
ResponderEliminar