miércoles, 4 de mayo de 2016

UNA COYUNTURA HABITUAL SE CONVIERTE EN TIEMPO EXTRAORDINARIO


En Murcia, “…abril cumplido” abre la puerta a mayo “de flores vestido”.
     Sábado luminoso con brisa fresca —¡menos mal!—.

     Descubrimos que los días son de una manera y no de otra, y la voluntad subjetiva nos orienta en lo que hay y sucede. Para cada quien, en actitud activa de explorar lo que depara la jornada. Si no es así, miramos desde la distancia y se deja que el día cruce indolente, sin más. Por lo que la propuesta es compartir la experiencia personal, del día en que transcurre la acción.

     Hay días que pueden percibirse como insustanciales, otros resultan intensos y memorables. No todos lo viven igual, como debe ser. Sábado y fin de mes, en un marco de costumbres sociales. Estaba ahí y, a su paso, el 30 de abril fluyó en eventos anuales y circunstanciales, en un periplo por las céntricas plazas y calles de Murcia.

       En un lado de la balanza, lo previsto y anunciado; en el otro, la capacidad personal de elección.         Cualesquiera que sean las decisiones, el día sobreviene distinto (por ejemplo, si aprietan los zapatos). En un juego, si un participante aventura una carta o ficha de entre las que dispone, el desarrollo se modifica con respecto a haber jugado otra, así como el resultado. Distintos encuentros en un itinerario intuitivo, tutelado por lo que agrada, las condiciones ambientales y el azar, que dinamizan y traban una jornada de estímulos.
        El desayuno abundante para una mañana de largo paseo y citas en diferentes lugares y momentos de parada, de pie, y apreciando el sol de Murcia.
Grupos de personas, de todas edades, fastuosamente vestidos de fiesta, por celebraciones familiares y amistosas, que se entrecruzan como nota distinta y espontánea.
 

    La primera mirada, para la moda creativa de mujeres emprendedoras, “Le Rendez vous”,


  la Feria de diseñadoras murcianas en el Hotel Cetina, en la calle Radio Murcia: una respuesta visual con la moda creativa y colorista más atrevida, moda de “le dernier cri” —último grito—, ir ‘a la última’, en novísimo rugido de estilo.

   


     El encuentro con grupos folclóricos que cantan y bailan, en celebración alargada del día de la Danza.

A su vez, impacta el hallazgo de ´Pianos en la calle´ y su música.
     Pianos de cola únicos en el mundo abiertos a la participación popular. Muchas personas disfrutaron de la música clásica que sonó en distintos lugares de Murcia, con participación de virtuosos del piano nacionales e internacionales. En una actividad cultural, gratuita y para todas las edades en los espacios públicos. Murcia se suma a otras capitales como Madrid, Barcelona, Londres o Frankfurt, que tienen iniciativas similares.
             Hasta entrada la noche siguieron sonando los pianos.
          Escuché decir a una turista inglesa, hablando con su pareja, que recordará a Murcia como la ciudad donde los jóvenes tocaban el piano.

         Un paréntesis para una cerveza que el calor y el tiempo de sed piden. Fue en calle Sociedad, esquina a plaza Puxmarina.
         No hablamos de fragmentos. Solo es aparente.


       Exposición de acuarelas.- 
      
    Dedicar un momento al arte, un Viaje al oráculo de Apolo. En la plaza de Belluga, sala de arte Cajamurcia, —reducido espacio, arte mayúsculo—, expone acuarelas en blanco y negro con la denominación 'Delfos. El silencio del valle', el pintor Antonio Martínez Mengual, «autodidacta y expresionista», como él mismo se ha autodefinido y para quien su obra, de más de cuarenta años, se unifica en tres áreas: poesía, mitología/mundo clásico y paisaje.



  Martínez Mengual parte de elementos naturales y los conduce hasta la abstracción, de forma muy personal.

   El paisaje de la antigua Delfos le impactó, hasta el punto de relegar el color dándole todo protagonismo al blanco y negro.


El olivo, árbol totémico, símbolo de vida.

     El silencio del valle, envuelta por otras cuatro acuarelas y textos relacionados con los títulos expuestos.
       El centro de atención es la acuarela de gran dimensión,
       Así, junto a El silencio del valle se encuentran Estrellas en el mármol, Mar de olivos y Bajo el olivo sagrado I y II.
       Todo arte trata de la vida y tiende a subvertir su propia forma, es su naturaleza.


Concluida la visita, es tiempo para la comida.
       Los restaurantes céntricos están completos. Recuerdo que no muy lejos, en el barrio del Carmen,  queda el “Ortuño”, donde se puede degustar de un menú fin de semana, de buena calidad y a precio asequible, a la vez que se nota la influencia presente en el reencuentro con el arte escultórico de Antonio Campillo, (quien visitaba el local a diario en sus últimos años), un cuadro inconcluso de Párraga, entre otras pinturas y objetos.






· Paréntesis sestero, tras la comida.
      Porque en Murcia, si el cielo está despejado y luce el sol, éste se deja caer sin mesura. Hasta que pase el ímpetu, a resguardo.


        Al caer la tarde, al espectáculo teatral.
        Macbeth”, de Shakespeare, se hace extraño; interpretado y puesto en escenas... así...
     No me agradó.
       Ha sido en el teatro Romea.
      Vestuario actual, cuidado y sugerente, conseguido; así como elementos escénicos; no tanto la música. Lo demás, decantación por la que el director se ha inclinado a resaltar la orgía de sangre ahogándola en alcohol y sexo sugeridos, —barra americana—. Pasa levemente sobre los significados de que se mueva el bosque de Birnam y de la trascendencia de que quien ha de reinar a la muerte de Macbeth es un nacido por cesárea. Dos elementos clave. Que producen rarezas en la interpretación actoral. Una cierta insatisfacción ante el espectáculo teatral. Y eché de menos que hubiera una LADY Macbeth.

         Y por último, en la noche, tradición y ritual del Canto de los Mayos. A la salida del teatro, ya el tiempo es ajustado. Sumamos el conjuro de Delfos con la petición de bonanza en las cosechas y para propiciar una vida mejor.

         Obra destacada es la Cruz múltiple del arquitecto y artista Vicente Martínez Gadea, nueva, estrenada y expuesta.
       Cada año, el museo “Ramón Gaya” estrena obra de arte en torno a esta celebración de la exaltación de la Cruz. Y la encarga a un artista de renombre y prestigio.

      Con el canto de los mayos, donde la figura central es María, se pide muchas cosas, pero la más importante es que las cosechas sean buenas, sin riadas, plagas ni granizo.
       En algunas puertas de iglesia, se ofrece, gratuitamente a los visitantes, bizcocho y mistela, bebida dulce y levemente alcohólica.

     Como en la iglesia de san Miguel, donde preside una Inmaculada de Salzillo, destaca también el bizcocho de chocolate, entre otro tipo de buenos bizcochos. 


       —    “¡Está de vicio!”, dice una señora a otra. Me acerco y les doy la razón.

       —    Y de la mistela o vino viejo, ¿qué me dices?

       —    Pues que da equilibrio el ‘vicio’.

       Esta actividad de los mayos dura dos horas, desde las diez de la noche, que se inaugura en la plaza de la Cruz hasta que se cierra en la iglesia de san Antolín.
         Como he debido ir con cierta premura, pues la sesión de teatro concluyó a las once menos cuarto, no voy a nombrar las diferentes “Cruces” (han aparecido nuevas y se ha notado algunas ausencias).




        Procuré no perderme la amabilidad de los que administran la cruz de san Nicolás y en la iglesia de san Pedro, donde los dulces y la mistela se ofrecen con generosidad.





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            Apunto que este 30 de abril se transformó como un texto clásico, en la conjunción que ofrece la experiencia y la distinción de lo humano. (Decía el filósofo Baruch de Spinoza, que un texto clásico merece, cuando menos, el mismo amor y respeto que tenemos con nuestros contemporáneos).


       Ya digo, este 30 de abril murciano es ya un hecho clásico. Se vive la experiencia al considerarlo como un compañero de vida. Lo vemos como un clásico. Camino de experiencias que se construye y se mejora. Con un punto misterioso al compartir las experiencias vitales ordinarias, se ha acrisolado como extraordinario.



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         Tema unificador, central, que sujeta y une todo el día, es el tiempo. Y, aunque sea forzar, traemos aquí dos ‘días’ singulares:
      · Dublín, en Irlanda, tiene su “Bloom’s day” (día de Leopoldo Bloom, que se extrajo del “Ulises”, del escritor James Joyce), seña de identidad cada 16 de junio.
     · O de la película italiana “Una giornata particolare”, con motivos mucho más preocupantes, pero de quien obtenemos para el 30 de abril murciano lo de que sea ‘una jornada particular’.

Sí, ya sé... Está permitido sonreír ampliamente.
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NOTA.- [Es víspera también —no lo olvidamos— que dejará paso abierto, en unas pocas horas, a las reivindicaciones sindicales en público, al hecho doloroso del paro y el desahucio, y la precariedad laboral. Manifestación del 1º de mayo, por la Gran Vía. Es y pertenece a otra perspectiva social, exploración y comentario. Cada asunto, en su momento].

2 comentarios:

  1. Bueno bueno bueno... ¡menudo día! Dan ganas de jubilarse cuanto antes. Me alegro de que disfrutes así de tantas cosas.

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  2. Toda una orgía para los sentidos y la sensibilidad estética. Y tú andas muy bien servido de todo ello. Una jornada la que describes que desborda cultura en estado puro,sí señor.

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