Presentó Diana de Paco
Con “Canna brevis”, grupo de teatro, protagonista de la fantástica explosión de monólogos en torno a personajes femeninos de Cervantes y Shakespeare.

Escenario dispuesto: atril singular, tribuna de actrices, violoncello y, concluyendo, los intérpretes de Camilo J. Cela y A. Buero Vallejo.
Textos entregados al público con la ilusión en el juego de palabra y música, en busca del gesto escénico.
Buero:- Buenas, Don Camilo. De mujeres,
no. De personajes femeninos de dos insignes autores: Shakespeare y Cervantes.
…….
Cela.- Me parece que los
carpetovetónicos nunca entendieron bien a sus mujeres.
Buero.- Soy de la misma opinión. O las
vieron Dulcineas o las vieron Aldonzas Lorenzo…

"¿Cuántas Maritornes fuimos en tantas y tantas Españas, desde que esta geografía existió, antes de que tal nombre se impusiera…? Mozas de venta, que no conocimos cosa otra que la venta misma, desde niñas. Cocinar, lavar, fregar… y ser pellizcada por aquí y por allí..."
Cela.- La Historia no tiene jueces.
Buero.-
Todos somos jueces de la Historia. Y decimos, Lady Macbeth, culpable, Ofelia,
inocente… Y así.
Cela.-
Pues Shakespeare quiso que condenáramos a Lady Macbeth; eso está claro.
"Os
saludo, ávidos jueces sin título y fuera del tiempo, esclavos de quienes os
envían. Aquí estáis: y desempeñáis muy bien el papel de inquisidor, la mirada
atenta a los signos de la psicoanalista, el acomodo del historiador y la
disposición de periodistas para el titular de urgencia, en cualquier señal de
lo que estiméis que es noticia.
Gracias
por venir. Y sabed que escucharéis lo prohibido, la transgresión, con su horror
y su misterio.
Queréis
ver la luz de lo que Macbeth, mi esposo y yo hemos vivido en este proceso con
final adverso".
(Pepa Alcaraz)
Cela.- Creo que el personaje femenino más logrado de Cervantes es la Gitanilla, no Dulcinea.
Buero.-
Coincidimos en eso, Camilo. Para Cervantes no había mayor don del ser humano
que la libertad. Y la cantó en sentidas palabras. La Gitanilla es la libertad,
la misma libertad de los gitanos.

"...lo que es eso para mí: mi vida. Y aun a mis hijos les enseñaré a bailar, cantar y recitar, por muy nobles que vayan a ser. ¿He mejorado mi condición al haber sido reconocida como mujer de la nobleza? Me alimento cada día con platos calientes y visto hermosa, pero me falta algo. Me falta la incertidumbre de qué va a pasar al día siguiente. Si nos apresarán a todos en un pueblo o la Santa Hermandad nos llevará a galeras… Cada día era un milagro. Y se agradecía".
Sonia Varó
Cela.- El amor si no es correspondido, mala cosa. Igual ni debiera llamarse amor. El amor o llega a la cama o no es nada.
Buero.-
¡Ay, Camilo, Camilo, cómo te gusta posar de ogro populista! Hay que respetar la
decisión de Shakespeare de hacer una heroína del amor a Ofelia. Es el escape
idealista de la obra. Hamlet no se logra desprender del sentimiento trágico que
todos los diálogos del autor rezuman.
Cela.-
Sí, incluso es cruel con la pobre Ofelia.

“Yo, doncella por siempre a los ojos del mundo,
cuyo pecado fueran inocencia
y piedad,
sin himeneo muero, y recibo
el abrazo,
de quien sin ser mi amante en
mi mente habitó,
y, aunque sin pretenderlo,
fue por azar nefasto
verdugo de mi padre, y me
privó de él
quien por amor al suyo quiso
hacerle justicia
valiente paradoja, sinsentido
cruel.
Inmortal los pintores me
harán, como a las flores…”
Charo Guarino
Buero.-
Ahora viene la Gran Dama de la Literatura Española
Cela.-
Con esa denominación, sólo puedes referirte a Dulcinea del Toboso.
Buero.-
Exacto, no a la llamada Aldonza Lorenzo, aldeana de aquella villa que nombre
diera a la otra.
Cela.- Fíjate
en la rara sabiduría de Cervantes. Dulcinea y Aldonza comparten cinco o seis
letras. Indudablemente, Don Miguel nos está diciendo que las cosas, incluso las
contrarias, comparten más elementos constituyentes de lo que se pudiera pensar.
La idealizada Dulcinea y la rústica Aldonza.
"…es hora de que diga quién soy. Me llamo Catalina de Salazar y Palacios y nací en Esquivias… (...) Miguel de Cervantes, mi esposo y escritor, creador de la novela moderna, me eligió a mi, su esposa, como la verdadera Dulcinea.
Y los sentimientos experimentados por Miguel de Cervantes
hacia su Dulcinea, que soy yo.
Ángela Sánchez-Lafuente
Buero.-
De Julieta cabe decir que no compartió nada con las mujeres de su tiempo. Amó y
gozó del sexo con su amado, aún casi púber. Fue libre en cuanto pudo. En ese
sentido es ejemplar. No le dio tiempo a ungirse con los yugos que el machismo
de la época imponía a las mujeres.
Cela.-
Mejor para ella. Ya veríamos cómo derivaría Romeo con el pasar del tiempo.
"...No
llegué a cumplir 14 años, pero conocí la mejor verdad del mundo. Niña era
cuando empezó la fiesta de mi padre, mujer cuando anocheció y sola quedó la
casa. Él, Romeo, también alcanzó su mejor hombría al seguir los dictados de su
corazón..."
Sonia Varó
Impresionante de esa noche fue la interpretación del violonchelista, Antonio Pérez de Paco en el panorama de la música.
Y se oyó decir entre el público:
- «¡Qué textos! ¡Qué música!»
-
«Sí, sí, hoy hemos venido a celebrar que
las palabras viven frescas, después de tantos años y la música contribuye a manifestarlas».
Puede
parecer frases peripuestas pero, quienes las había dicho así, las sentían.
Es un tiempo escénico memorable que no queda olvidado.
NOTA.- Si no se pudo asistir, hay que reclamar su reposición. en este mismo escenario o en otros, que los hay...
Como casi siempre en tus crónicas, y siempre en las de tipo literario, se aúnan en ésta tres artes: dramática, literatura y música. La persona del público que hizo esa exclamación sobre la música y los textos, puso voz y emoción, sin duda, al sentir general. Las alusiones a personajes femeninos tan míticos, como Ofelia, Julieta y Dulcinea o la aparición de alguien que tuvo que ser vital en su producción literaria, como lo fue la mujer de Cervantes, dan el contrapunto ( con fondo musical) a esa exclamación del espectador que, sin duda, le salió del alma. Como siempre, Juan, gracias por contárnoslo.
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